UN TESORO EN EL BOLSILLO
Claudia
le vio a lo lejos. Era él, no tenía duda. Reconocería
su manera de andar aunque estuviera a una distancia de años luz,
siempre a saltitos y con las manos dentro de los bolsillos, como si
esperase encontrar un tesoro escondido entre las costuras.
A
medida que el muchacho se iba acercando, Claudia sentía que su
corazón crecía. Sí, su corazón era cada
vez más grande. Tanto que ya no le cabía en el pecho.
Así que, cuando Andrés pasó a su lado, tan cerca
que los suspiros de ambos se convirtieron en un único suspiro,
el corazón de Claudia salió de su encierro y, de un
brinco, se coló en el bolsillo de Andrés.
El
muchacho se detuvo en mitad de uno de sus saltitos y sonrió.
Por fin había encontrado su tesoro.
(C.M.SB)
(C.M.SB)
Me ha encantado. También el de la soledad.
ResponderEliminarBesos,
Tu prima Silvia
Muchas gracias por tu visita y tu comentario. Besos a todos.
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