martes, 30 de abril de 2019

Un castillo de arena

El niño carga con un cubo lleno de arena. Está construyendo un castillo a orillas del mar. Tropieza y cae de rodillas. Se levanta y observa los granitos que han quedado pegados a su piel. Su madre está a unos cuantos metros de distancia. Conversa animadamente con su vecina de sombrilla y es evidente que no ha visto su caída. 
Con mucho tiento, el muchachito vuelca su cubo para levantar la cuarta torre. Después, camina hacia su madre y, cuando está a pocos pasos de ella, rompe a llorar.
La mujer interrumpe la conversación y corre hacia él. El niño balbucea unas palabras y señala los granitos de arena clavados en sus rodillas. La madre le rodea entre sus brazos. 
Los ojos del muchachito brillan por encima de los hombros femeninos. ¡Qué sólido parece desde allí su castillo a orillas del mar!

C.M.SB.

¿?


viernes, 26 de abril de 2019

Una oportunidad, una alegría

Un certamen: Leer en la Segunda República. Una mención especial. Un trabajo: Marineros del entusiasmo. Una publicación. Un libro. Un agradecimiento a la Fundación Francisco Largo Caballero. También a la Universidad y al Ayuntamiento de Alcalá de Henares. 

Un fragmento: 


"Aquellos libros, los que habían viajado a lomos de un mulo o en la baca de un camión, aquellos que habían venido para quedarse,  pasaban de las manos pequeñas a las grandes, del hijo al padre, de la mujer al hombre. Aquellos volúmenes sagrados se convertían en alimento para toda la familia, para todo el pueblo,  como el pan, como los frutos de los huertos, como el aire que, pocos años después, arrastraría las cenizas en las que quedarían convertidas todas aquellas palabras".
Marineros del entusiasmo
(Mª del Carmen Martínez San Bernardino)


Y tres nombres: Juan Pedro, Javier y Verónica. 
C.M.SB. 




viernes, 5 de abril de 2019

En el momento oportuno

Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de
aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los
primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que
quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se
discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos,
sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar
de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a manipuladores y oportunistas.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más
capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…
Sin muchos dulces en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana…, muy humana.
Que sepa reírse de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de la hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…
Gente a quienes los golpes duros de la vida le enseñaron a crecer
con toques suaves en el alma.
Sí…,
tengo prisa…, por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan…
Estoy seguro de que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos dos vidas y, la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una…

(Mário de Andrade: Mi alma tiene prisa)
Mário de Andrade

jueves, 4 de abril de 2019

Ritmos

Observas las ramas, las más frágiles. Están cuajadas de brotes verdes. El viento las mueve a un lado y a otro. Y todas siguen la misma dirección, como un conjunto de bailarinas bien coordinadas. Respiras hondo y sientes que tus pies también quieren ponerse en movimiento. Y bailar siguiendo el ritmo. El único que está hecho para ellos. El tuyo.

C.M.SB.

¿?