domingo, 26 de agosto de 2012

LA ESTRELLA DE LA NOCHE

La gata camina por los tejados con paso de equilibrista. Ha caído la noche, pero las tejas todavía conservan el calor de un día de sol. Se tumba y se acicala sin prisas. Mientras, sus oídos clasifican los sonidos de la ciudad: la música de un bar, el motor de los coches, televisores encendidos, el timbre de un teléfono... La gata bosteza y observa las ventanas iluminadas y abiertas. A pesar de la hora, aún hace calor. Un hombre se asoma al balcón, silba una melodía y escruta las sombras. De pronto, su mirada capta la silueta inmóvil de la gata. Se gira y hace un gesto, como si llamara a alguien. Una niña aparece tras él. El hombre extiende un dedo y señala el tejado del edificio en ruinas. La luna se posa en ese instante sobre él y extiende su luz sobre un ovillo blanco. La gata se estira, se pone en pie y camina majestuosamente, sobre las tejas recalentadas por el sol, con su paso de equilibrista. Es la estrella de la noche.
(C.M.SB)



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