miércoles, 30 de mayo de 2018

En homenaje a...

Mª Dolores Pradera.

Por su hermosa voz.
Por su elegancia.
Por su sentido del humor.
Por tanta serenidad.

C.M.SB.


martes, 29 de mayo de 2018

Lluvia

¿Sobre qué cavila ese hombre, que apoyado sobre la pared, ve caer la lluvia? ¿Se detiene un instante su pensamiento en algo real y concreto, o más bien salta de una idea a otra, de un recuerdo a otro? ¿Ven sus ojos la calle mojada, el ir y venir de los coches, el colorido de los paraguas, la gente que entra y sale de los comercios? ¿O su mirada está perdida en algo que hay más allá, en ese punto exacto de ninguna parte? ¿Espera a alguien? ¿Querrá que el día termine para empezar mañana uno nuevo? ¿O preferiría prolongar la quietud de este momento, la inmovilidad del cuerpo, la extraña y difusa sensación de estar dentro y fuera de todo, incluso de su propia historia?

C.M.SB.

¿?



lunes, 28 de mayo de 2018

El palacio de las letras


Arístides Monzón adivinó la llegada de su nieto mucho antes de verle aparecer en su puerta. El anciano entretenía la espera tallando uno de sus silbatos, aquel que imitaba el trino de los pájaros. Cuando lo hubo terminado, levantó los ojos y ahí estaba.
Se saludaron con la sencillez propia del valle y ambos se sentaron a la mesa para comer y mirarse a gusto. Después, mientras su nieto soñaba, Arístides deshizo su equipaje. Dejó la ropa a un lado y los libros a otro. Con dedos cautelosos cogió uno y se dispuso a esperar. Cristóbal dormía como cuando era niño, aunque un ronquido nuevo y desconocido se escapaba ahora entre sus labios. Cuando al fin despertó, el anciano le tendió el libro.
Aquella misma tarde, mientras el sol cambiaba los colores del valle, Arístides aprendió la forma y la cadencia de las vocales. Luego, a lo largo de muchos otros días, descubrió con asombro cómo las consonantes las abrazaban y, juntas, se inventaban historias.
Antes de regresar a la ciudad, Cristóbal prometió a su abuelo que pronto le llevaría a conocer la biblioteca, el verdadero palacio de las letras. Como única respuesta, Arístides depositó el silbato en las manos de su nieto.
El anciano entró en la cabaña y eligió uno de los libros que le acompañarían en la nueva espera. Por la ventana abierta, procedente del camino, entraba el lejano trino de los pájaros, el eco de una promesa.


C.M.SB.

¿?

domingo, 27 de mayo de 2018

Palabras para hoy

Miguel Ángel creía que las estatuas están de antemano ocultas en el bloque de mármol, y que el trabajo del escultor no es inventarlas, sino encontrarlas. Así están las novelas en las caras de los desconocidos, en nuestra propia cara y en nuestras pupilas cuando miramos un espejo, y lo que importa en la escritura no es eso que llaman la voluntad de estilo, sino el instinto de mirar.

Antonio Muñoz Molina
Las apariencias

Antonio Muñoz Molina

viernes, 18 de mayo de 2018

Náufragos

Entras en la biblioteca y te pierdes sin prisa en el laberinto de estanterías, en ese silencio poblado de palabras. Escribes un mensaje secreto y lo lanzas al interior de una botella donde anidan otros muchos. Te sientas muy cerca y la imaginas flotando sola en la inmensidad del mar, subiendo y bajando según el capricho de las olas. Por un momento piensas en todos esos papeles que han sido doblados concienzudamente, en todas esas letras anónimas, en las manos que las trazaron, en el impulso de escribir cuando te sientes náufrago.

C.M.SB.



Su Blackwell

martes, 15 de mayo de 2018

viernes, 11 de mayo de 2018

Sin explicación

Por algún motivo recuerdas esa mañana de primavera. ¿Cuántos años han pasado ya? ¿Cinco? ¿Seis? Sin embargo, puedes visualizar el camino que recorriste, el sol que alumbraba la calle, el airecillo fresco en los brazos, el trino de las golondrinas que perfilaban con su vuelo las torres de un convento, el camarero tras la barra, el sabor del primer café del día... Recuerdas esa mañana pequeña y no sabes por qué ha quedado grabada con tanta fuerza en tu memoria. ¿Será porque la felicidad siempre es difícil de explicar?

C.M.SB.

Alfred Basha

domingo, 6 de mayo de 2018

Paseo con Luna

La mañana es nuestra, Luna.
Es pronto y la calle está casi vacía, nos pertenece.
La ciudad aún no ha abierto del todo los ojos.
Se despereza, remolonea.
Olisqueas el suelo y yo aspiro el aire limpio de las horas tempranas.
Echamos a andar sin rumbo fijo.
Los mejores paseos son así: te dejas llevar y siempre acabas llegando al lugar al que querías ir.

C.M.SB.

Fotografía: C.M.SB.

viernes, 4 de mayo de 2018

martes, 1 de mayo de 2018

Palabras

Ha pasado el mes de abril, treinta días en los que apenas han brotado las palabras y eso que las historias salen al paso en cualquier momento del día. Veo una novela en esa mujer pequeña y morena que cuida de una anciana de rostro blanco y gesto ausente. Veo un relato en ese hombre que cruza la calle tanteando el asfalto con un bastón. Veo un pequeño texto en esa señora que está sentada en un banco, con los ojos cerrados y el cuello echado hacia atrás, probablemente sin pensar en nada más que en el pequeño placer de sentir el sol en la cara. Veo versos en las ramas de los árboles y en las voces de las golondrinas. Veo la letra de una canción en la luz de la tarde, esa luz que se extiende como una mano golosa que quisiera alcanzar ya el verano. Sí, las palabras me buscan y, sin embargo, no sé por qué, no acaban de encontrarme.

C.M.SB.

Karina Kaila