lunes, 21 de marzo de 2022

Palabras para hoy

En realidad, aprendemos sobre nosotros mismos cuando nos atrevemos a mirar otros paisajes y escuchar otras voces. Es poco original sentirse únicos: solo los demás nos dicen quiénes somos.

Mirarse el ombligo, El País Semanal

(Irene Vallejo)

Fotografía: Albarrán Cabrera


sábado, 19 de marzo de 2022

Giros

De pronto, sin saber el motivo, traes a la memoria la puerta giratoria de aquel edificio situado en la Calle Mayor de tu infancia. Vuelves a verte justo en el instante en que había que dar un paso rápido para encapsularte entre dos hojas pesadas y fabricadas con cristal. El movimiento tenía que ser preciso y hecho sin ninguna vacilación. Recuerdas que el corazón te latía muy deprisa, con una pizca de recelo y una chispa de allá voy. Una vez engullida, y durante unos breves instantes, te sentías a salvo. Pero el alivio duraba lo que tardaba la puerta en hacer el giro. Luego, había que saltar de nuevo. Esta vez para salir. Y nuevamente latía el corazón y te asaltaba la duda de si la puerta te permitiría llegar al lugar al que pretendías ir o, por el contrario, te mantendría presa para, en una de sus vueltas, lanzarte a un sitio mágico y misterioso, a un país cuyo nombre aún estaba por inventar. 
Traes a la memoria esa puerta y las palabras empiezan a girar. 

C.M.SB.

¿?


lunes, 14 de marzo de 2022

Palabras para hoy

Somos nuestro propio mapa de afectos, derrotas y renacimientos.

Las hojas del ayer

Francisco de Asís Maura García



sábado, 12 de marzo de 2022

Espera

Un calendario, la agenda, el reloj.

La fecha, un periódico.

Los espejos, las fotografías.

La luz, las estaciones.

La arena que cae, un latido.

Ayer, hoy, mañana, nunca.

Después, ahora, luego.

Hay tiempo, más tarde.

Espera.

Cinco minutos, un instante.

Tal vez una vida.

Siempre.

C.M.SB.

¿?



lunes, 7 de marzo de 2022

Libro cerrado, maleta abierta

Una vez terminado, cierras el libro que te ha acompañado a lo largo de los últimos días. Y, al cerrarlo, tienes la sensación de abrir una maleta de la que empiezas a sacar la ropa usada en un viaje: prendas arrugadas e impregnadas del olor de los lugares que has visitado y que se han quedado atrás, esos sitios que han encontrado ya un hueco en tu memoria, un espacio en los capítulos que se van escribiendo a medida que discurre tu propia vida o en esos puntos taladrados con chinchetas en los mapas y que van señalando tus pasos por el mundo.
De ese libro cerrado, de esa maleta abierta, sacas con cuidado los recuerdos que has ido adquiriendo durante la travesía. Esos recuerdos los colocas aquí y allá, en rincones estratégicos a los que, con una simple mirada, puedes volver para recuperar todo lo experimentado, todo lo que has vivido y se ha instalado para siempre en ti.

C.M.SB.

¿?


sábado, 5 de marzo de 2022

Caminantes

Hay tiempo y miras a través de la ventana. Dos chimeneas plateadas lanzan nubes de humo que se suman a las nubes grises del cielo de esta mañana. A lo largo del paseo, unos van y otros vienen. Te fijas en las diferentes formas de caminar, tan distintas como las edades o las maneras de vestir o calzar. Es curioso contemplar a quien ni siquiera imagina que está despertando el interés de otro. Por eso, porque no se sabe mirado, quien va y viene lo hace con absoluta naturalidad. Los gestos de su cara, la postura del cuerpo, sus pisadas, todo es de una normalidad asombrosa y, sin embargo, tienes la sensación de que cada cuerpo en movimiento te cuenta un poco de su historia, única, irrepetible, quizás deslumbrante. Observas y casi podrías afirmar quién tiene prisa por llegar a su destino, quién no desearía alcanzarlo jamás, quién no va a ninguna parte sino que más bien se deja llevar por el capricho, la intuición o el impulso. Hay quien camina recto, con la vista fija, siempre hacia el frente. También los hay que caminan trazando pequeñas curvas, un cierto zigzag, un ligero desplazamiento hacia los lados. Es posible que sea el pensamiento el que determine la línea recta e invariable o, por el contrario, una pequeña inestabilidad, un no saber muy bien si es mejor inclinarse a la derecha o a la izquierda. Nada te parece más apetecible que seguir mirando, continuar con la observación de esos caminantes, de esas rutas marcadas por la mañana. Sin embargo, el reloj te recuerda que debes iniciar tu propio recorrido para llegar al lugar que te espera. Miras hacia arriba, hacia esas chimeneas plateadas que siguen dibujando nubes de humo lanzadas al cielo y echas a andar.

C.M.SB.

¿?