EL DESEO
Mi hermano cayó al
pozo y se ahogó en él. Mientras los adultos velaban su
cuerpo, mientras lloraban su muerte con desconsuelo, yo salí
al jardín empuñando una moneda. Cuando llegué
junto al brocal, cerré los ojos y formulé un deseo. Lo
repetí una y cien veces. Luego abrí la mano y esperé
a oír el choque del metal contra el agua. Volví a la
cama de inmediato.
Mi hermano, siempre tan
puntual, no se hizo esperar. Entró empapado, con aquella
sonrisa que yo conocía tan bien. Me devolvió la moneda
y me susurró que mi deseo se haría realidad. Y así
fue. Porque cada noche, a la misma hora, se sienta a mi lado y, con
sus labios fríos, me besa en la frente. Después, permanece junto a mí
hasta que me sumerjo en las profundidades del sueño. Sólo
entonces regresa él a las del pozo.
(C.M.SB)
Precioso. Un poema que expresa la realidad.
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