EL COLUMPIO
Es verano. Paula abre su armario y elige un vestido, el más
bonito, el que tiene más flores. Después, baja los
escalones de dos en dos y sale a la calle. De camino al parque, se
entretiene inventando una canción. El viento juega con su pelo
y se cuela bajo la tela del vestido. Paula abre los brazos. Le
gustaría ser un aeroplano. No, una cometa. O tal vez un avión
de papel. ¿Por qué no un molinillo?
El camino se hace muy corto.
El parque está vacío y libre el columpio, el único
que hay, el que cuelga de la rama más fuerte de un árbol.
Paula trepa hasta él, se sienta cómodamente y toma
impulso con sus piernas. Mira al suelo. La melena de la niña
flota, baila en el aire, como la hierba que crece allá abajo,
a sus pies. Cuanto más sube, más fuerte sopla el
viento. Tanto, que arranca algunas flores de su vestido y las hace
volar. Vuelan muy alto. Durante un instante, sus vivos colores
contrastan con los tonos rosáceos del cielo. Luego, caen con
suavidad y se posan sobre la copa del árbol.
Los pájaros revolotean muy cerca de la niña. La miran
con extrañeza. Y es que les parece estar viendo el rostro de
una inesperada primavera.
(C.M.SB)
(C.M.SB)
Ilustración: Beatrice Alemagna
Precioso. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGracias a ti por tus palabras.
ResponderEliminarTienes un talento impresionante para describir con palabras una imagen fija. Engrandeces la ilustración con movimiento, ritmo, musicalidad, sueños, conceptos... y sobre todo con belleza. Contigo, Carmen, es una mentira (y cochina además) que una imagen valga más que mil palabras. Creas todo un mundo visual con apenas cien. Ya se que llego muy tarde a la lectura de este magnífico mi cuento tan onírico, pero me alegro de haberlo descubierto cacharreando por las entradas antiguas de tu blog, que por cierto es muy bonito. Que sepas que cuentas con un fan incondicional en este, tu humilde lector.
ResponderEliminarMuchas gracias y un afectuoso saludo
Rafa
Ya dicen que más vale tarde que nunca. Como ha ocurrido en otras ocasiones, tus palabras me alegran lo que resta del día. Un millón de gracias.
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