sábado, 31 de diciembre de 2016

En el aire...

se mezclan la nostalgia y la esperanza. Se va 2016 y con él, todo lo que hemos vivido a lo largo de este año. Aparte de hacer una lista de propósitos, casi todos caemos en la tentación de pensar que, con un simple cambio de número, la vida va a ser diferente. Ojalá lo sea para quienes lo necesitan.
Deseo que esta noche sea buena para ti. Que sea corta si aborreces estas fechas o que se prolongue si eres de los que disfrutan de estas fiestas.
Mañana nos vemos. Quiero desearte un feliz 2017.

C.M.SB.

¿?

viernes, 30 de diciembre de 2016

Palabras para hoy

Ahora que soy adulta, me he dado cuenta de lo fácil que resulta perderse, pero también me he dado cuenta de que si se busca con tenacidad, siempre es posible encontrar algo -como el tendido eléctrico- que te lleve de vuelta a casa.

Hija única
(Guojing)

Guojing

domingo, 25 de diciembre de 2016

Únicos

Detesto los mensajes prefabricados, esos que se mandan a todos los contactos, de una sola vez, sin distinción. El mismo vídeo, el mismo chiste, los mismos deseos de paz y amistad se repiten y se reenvían hasta el infinito a través de las redes. 
Como siempre, reivindico la tarjeta escrita a mano, la que llega hasta nuestro buzón por sorpresa, esa que contiene un mensaje original destinado sólo para la persona que lo recibe, esa que se guarda y que un día, tal vez, se volverá a leer con nostalgia. Reivindico la alegría de sentir que somos únicos para alguien.

C.M.SB.

¿?

jueves, 22 de diciembre de 2016

Felices fiestas

Como viene siendo habitual, aprovecho este espacio para felicitaros a todos las fiestas y para rendir, un año más, un pequeño homenaje a Ferrándiz.
¡Feliz Navidad!

C.M.SB.


domingo, 11 de diciembre de 2016

Al otro lado

Cuando vives en una casa sin pasillos olvidas lo que significa recorrer ese espacio, largo y estrecho, a oscuras, tanteando con ambas manos las paredes, esas que conoces tan bien, pero que, de repente, se convierten en superficies desconocidas e imprevisibles. Haciendo un esfuerzo, te trasladas a tu niñez, a aquel pasillo taponado en su extremo por una pesada cortina. Aquella tela separaba un mundo de otro. A este lado quedaba el real, el que tú pisabas. El otro, el que quedaba oculto, podía esconder cualquier cosa. Caminabas muy despacio, sin encender la luz, con el corazón palpitante, imaginando que, de un momento a otro, la cortina se desplazaría unos centímetros y dejaría ver a una mujer que, asomándose,  te hacía señas para que te acercaras. Veías su sonrisa y su mano, nada más. A pesar del miedo, tú continuabas dando pasos, como si alguien tirase de ti,  con la angustia agarrada al pecho, deseando alcanzar el final, a punto de desfallecer. Entonces rozabas la tela con la punta de los dedos. Te armabas de valor y la abrías de golpe, esperando sorprender a esa mujer cuyo rostro jamás conseguiste ver. Apretabas el interruptor de la luz. Y no había nadie. A tu espalda, aún se movía la cortina. Habías cruzado al otro lado.

C.M.SB.

¿?

viernes, 9 de diciembre de 2016

La reina

Veo a la mujer de espaldas. Está sentada en un banco de la calle, a primera hora de la tarde. Su cuerpo está cubierto por varias capas superpuestas de telas de colores variados. Se cubre la cabeza con un pañuelo negro. Es una mujer grande y, a su alrededor, reposan fardos enormes que, probablemente, contengan todo lo que posee. Rodeo el banco y observo que está comiendo. Picotea con gesto goloso de una bolsa de plástico. Sus ojos no miran a nadie, absortos en cada bocado. Quizás ha caminado durante largas horas y ese es su primer descanso. Tal vez acaba de llegar a la ciudad, a saber desde dónde y para qué. ¿Habrá alguien que la aguarde? ¿Tendrá una puerta a la que llamar antes de que caiga la noche y el frío? Miro de nuevo las bolsas gigantes y me imagino mantas revueltas, desgastadas. La mujer mantiene la espalda muy recta y conserva en sus maneras una cierta elegancia. Es posible que, en otra vida o en otro mundo, fuera una reina. 

C.M.SB.

¿?

jueves, 8 de diciembre de 2016

Libres

Me gusta que los gorriones vengan a comer a mi jardín, cada día. Para luego verlos marchar, completamente libres.

C.M.SB.

C.M.SB.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

A Yolanda

Vas a tu librería habitual sin un objetivo concreto. Desde el mostrador, una de las dependientas te llama con apremio. Un cliente le ha hecho un encargo y el libro, recién llegado, está a punto para que lo recojan. Sin embargo, antes de entregarlo al que será su dueño, quiere enseñártelo. Es tan hermoso que ha pensado en ti.
Es un álbum ilustrado. No hay texto, ni una sola línea. Las palabras, en este caso, sobran. Pasas las páginas en silencio y te sientes observada. La dependienta no te quita los ojos de encima. Sonríe mientras tú acaricias el papel. 
Te gustaría disfrutar de las ilustraciones con calma. Cada una de ellas destila ternura. Entonces levantas la mirada y afirmas con la cabeza. Sí, que te vaya encargando tu propio ejemplar, ese que podrás contemplar con calma, cuantas veces quieras.
Sales a la calle y caminas contenta. En los ojos de la dependienta no has visto el afán de vender sino el de compartir algo bello. Y eso te hace feliz.

C.M.SB.


lunes, 5 de diciembre de 2016

¿Invisible?

Durante todo el día he observado algo que me invita a la reflexión. A lo largo de esta jornada he saludado a infinidad de personas utilizando las fórmulas habituales: hola, buenos días, buenas tardes, un gesto con la mano desde la distancia... Pocos me han contestado. Muy pocos. Caben dos posibilidades: la educación se vende cara o yo, sin saberlo, me he convertido en un ser invisible para la mayoría. Quién sabe. 
Por cierto, buenas noches.
C.M.SB.

¿?