viernes, 31 de agosto de 2012

 MAÑANA
Otra vez ella. De nuevo camina hacia mí. La distancia se acorta. Sus rasgos se definen. La misma sonrisa de siempre. Los mismos ojos soñadores. Respiro hondo. De hoy no pasa. Tengo que hablar con ella. Con cualquier pretexto. Va a pasar por mi lado. Si extendiese la mano, podría rozar la suya.  Mi corazón se acelera. Las palabras se niegan a salir de mi boca. Ella pasa de largo. La estela de su perfume me envuelve. Me giro y, mientras la veo desaparecer entre la multitud, vuelvo a repetir el mismo pensamiento, la misma promesa de cada día: mañana.
(C.M.SB)


martes, 28 de agosto de 2012

MICRORRELATO

EL COLUMPIO

Es verano. Paula abre su armario y elige un vestido, el más bonito, el que tiene más flores. Después, baja los escalones de dos en dos y sale a la calle. De camino al parque, se entretiene inventando una canción. El viento juega con su pelo y se cuela bajo la tela del vestido. Paula abre los brazos. Le gustaría ser un aeroplano. No, una cometa. O tal vez un avión de papel. ¿Por qué no un molinillo?
El camino se hace muy corto.
El parque está vacío y libre el columpio, el único que hay, el que cuelga de la rama más fuerte de un árbol. Paula trepa hasta él, se sienta cómodamente y toma impulso con sus piernas. Mira al suelo. La melena de la niña flota, baila en el aire, como la hierba que crece allá abajo, a sus pies. Cuanto más sube, más fuerte sopla el viento. Tanto, que arranca algunas flores de su vestido y las hace volar. Vuelan muy alto. Durante un instante, sus vivos colores contrastan con los tonos rosáceos del cielo. Luego, caen con suavidad y se posan sobre la copa del árbol.
Los pájaros revolotean muy cerca de la niña. La miran con extrañeza. Y es que les parece estar viendo el rostro de una inesperada primavera.
(C.M.SB)

 
 Ilustración: Beatrice Alemagna

lunes, 27 de agosto de 2012

Para los que no quieren dejar de nadar...

Cuando eres un niño estás sumergido en el mar de la imaginación. Unas veces rozas el fondo marino mientras nadas, otras buceas alrededor de los peces y las ballenas, pero, la mayor parte del tiempo, simplemente te dejas llevar por la corriente.
Al final creces. Lentamente haces pie, y el agua te empieza a llegar por el cuello, luego por la cintura, después por los tobillos, hasta que el mar se hace tan pequeño que es solo un charco que te moja los zapatos.
Algunos dicen que si llenas un vaso con esa agua y te la bebes, vuelves a sumergirte y a ser el niño que fuiste.
Otros, sencillamente, nunca dejan de nadar.

En el mar de la imaginación (prólogo)
(Rafael Calatayud Cano)


domingo, 26 de agosto de 2012

LA ESTRELLA DE LA NOCHE

La gata camina por los tejados con paso de equilibrista. Ha caído la noche, pero las tejas todavía conservan el calor de un día de sol. Se tumba y se acicala sin prisas. Mientras, sus oídos clasifican los sonidos de la ciudad: la música de un bar, el motor de los coches, televisores encendidos, el timbre de un teléfono... La gata bosteza y observa las ventanas iluminadas y abiertas. A pesar de la hora, aún hace calor. Un hombre se asoma al balcón, silba una melodía y escruta las sombras. De pronto, su mirada capta la silueta inmóvil de la gata. Se gira y hace un gesto, como si llamara a alguien. Una niña aparece tras él. El hombre extiende un dedo y señala el tejado del edificio en ruinas. La luna se posa en ese instante sobre él y extiende su luz sobre un ovillo blanco. La gata se estira, se pone en pie y camina majestuosamente, sobre las tejas recalentadas por el sol, con su paso de equilibrista. Es la estrella de la noche.
(C.M.SB)



viernes, 24 de agosto de 2012

EL DESEO

Mi hermano cayó al pozo y se ahogó en él. Mientras los adultos velaban su cuerpo, mientras lloraban su muerte con desconsuelo, yo salí al jardín empuñando una moneda. Cuando llegué junto al brocal, cerré los ojos y formulé un deseo. Lo repetí una y cien veces. Luego abrí la mano y esperé a oír el choque del metal contra el agua. Volví a la cama de inmediato.
Mi hermano, siempre tan puntual, no se hizo esperar. Entró empapado, con aquella sonrisa que yo conocía tan bien. Me devolvió la moneda y me susurró que mi deseo se haría realidad. Y así fue. Porque cada noche, a la misma hora, se sienta a mi lado y, con sus labios fríos, me besa en la frente. Después, permanece junto a mí hasta que me sumerjo en las profundidades del sueño. Sólo entonces regresa él a las del pozo.
(C.M.SB)


jueves, 23 de agosto de 2012

 Hoy recomiendo...

Acabo de terminar el último capítulo de Historias de mujeres (Punto de Lectura). Con una escritura ágil, Rosa Montero nos cuenta la vida de mujeres extraordinarias cuya vida sorprende y apasiona. En unos casos, se trata de personajes llenos de talento, mujeres que sufrieron la incomprensión y el castigo de la época que les tocó vivir. En otros, sus grandes dotes para la literatura o la música fueron aplastadas por los hombres con los que convivieron. También hay malvadas, mujeres sumidas en la locura y que sembraron dolor a su paso. De todo hay en estas historias. Pero ninguna de ellas deja indiferente, ninguna es anodina. Todas te atrapan en su luz o en su sombra.
Lo que más me gusta de Rosa Montero, en este trabajo y en todos los suyos, es su manera de concluir, de rematar lo que cuenta. Siempre deja un poso, un espacio para la reflexión. Aquí va el final de su primer capítulo, el dedicado a Agatha Christie:

"Ella que siempre había luchado tanto por conservar el control, que siempre había huido del terror interior y de las tinieblas, fue atrapada al fin por el perseguidor. Tal vez todos llevemos dentro a nuestro propio perseguidor; tal vez termine siempre por atraparnos; tal vez conocer esto, y no asustarse, sea el secreto mismo de la existencia”.



miércoles, 22 de agosto de 2012

Este collage me lo inspiró la visita a la Cafetería-librería CONTEXTO. La encontré por casualidad, callejeando por Girona, en Carrer del Pou Rodó, 21. Me gustó no solo por sus libros maravillosos o por la buena pinta de su carta, sino también por la creatividad que se respira en todos sus rincones: exposiciones, carteles en los que se anuncian tertulias, recortes de periódico, mucha reivindicación, caracolas de mar, barquitos de papel, postales con mensaje y mil detalles que te hacen prendarte de este lugar. Cada vez que vuelva a mi querida Girona, visitaré, como cita obligada, esta librería tan imaginativa y diferente.
(C.M.SB)

martes, 21 de agosto de 2012

 UN TESORO EN EL BOLSILLO

Claudia le vio a lo lejos. Era él, no tenía duda. Reconocería su manera de andar aunque estuviera a una distancia de años luz, siempre a saltitos y con las manos dentro de los bolsillos, como si esperase encontrar un tesoro escondido entre las costuras.
A medida que el muchacho se iba acercando, Claudia sentía que su corazón crecía. Sí, su corazón era cada vez más grande. Tanto que ya no le cabía en el pecho. Así que, cuando Andrés pasó a su lado, tan cerca que los suspiros de ambos se convirtieron en un único suspiro, el corazón de Claudia salió de su encierro y, de un brinco, se coló en el bolsillo de Andrés.
El muchacho se detuvo en mitad de uno de sus saltitos y sonrió. Por fin había encontrado su tesoro.
(C.M.SB)

domingo, 19 de agosto de 2012

Hoy me quedo con estas palabras...


"Quizás hay en los libros algún tipo de instinto secreto que les lleva a sus lectores perfectos".





La frase pertenece a La sociedad literaria y el pastel de patata de Guernsey, de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows. Editorial RBA.

sábado, 18 de agosto de 2012

Hoy recomiendo...

¿Dónde están mis gafas?
Autora: María Pascual.
Ediciones Thule. Colección Trampantojo.

En esta historia no hay ni una sola palabra. La autora se apoya tan solo en sus magníficas y divertidas ilustraciones para contar la peripecia de su protagonista. La sonrisa está asegurada de principio a fin. Para niños y grandes con sentido del humor.




viernes, 17 de agosto de 2012

MIcrorrelato


EL EMBRUJO DE LA SOLEDAD

El náufrago avistó un barco a lo lejos y de su garganta se escapó un grito sin palabras. Hacía tiempo que las había olvidado. Entonces, con gestos mecánicos, se apresuró a avivar el fuego y, luego, agitó los brazos con energía. Todo lo hizo tal y como había imaginado durante largos años. Sin embargo, cuando el navío viró en dirección a las llamas, el hombre agarró la tierra, la lanzó a puñados sobre la hoguera y no descansó hasta extinguirla. De espaldas al mar, pisó el rescoldo con sus pies desnudos. No sintió dolor.
Después, mientras el barco se perdía definitivamente en el horizonte, el náufrago se adentró en el corazón de la isla, en lo más profundo de su soledad.
(C.M.SB)

miércoles, 15 de agosto de 2012

Los cuentos son como ventanas diminutas que nos permiten asomarnos a otros mundos, a otras formas de pensamiento, a otros sueños. Son vehículos que nos transportan hasta los confines del universo y nos traen de vuelta a casa a tiempo para cenar. 
                                                                                                (Neil Gaiman)




lunes, 13 de agosto de 2012

Microrrelato

                                                                     RECLAMACIÓN
El autobús que debía llevarla a la estación venía con retraso. Aurora se impacientaba. Tenía la extraña sensación de que no sólo perdería el tren de las 8:45 sino algo mucho más importante. Cuando llegó hasta la vía y vio desaparecer a lo lejos el último vagón, rompió a llorar. A partir de entonces la nostalgia de algo inalcanzable y sin definir se instaló en su corazón.
Su habitual echador de cartas dio con la clave de su dolencia: en ese tren, Aurora habría encontrado al amor de su vida. La joven pagó la consulta y, poniendo en ello todo el sentimiento, rellenó una hoja de reclamaciones dirigida a la empresa de transporte urbano. El empleado de la Oficia de Atención al Cliente, romántico incurable, archivó en su memoria la historia de aquel amor, imposible por diez minutos de retraso.
(C.M.SB)

         

domingo, 12 de agosto de 2012

Microrrelato

                                                        LA ÚLTIMA PALABRA

El loro se desplomó sobre el suelo de la jaula. Antes de morir, pronunció su última palabra, la única que nadie le había enseñado a repetir: volar.
(C.M.SB)




sábado, 11 de agosto de 2012

Microrrelato

  • El hombre-pájaro
Era lunes y el pasillo le pareció más corto que el viernes. Al llegar junto a la puerta, al oír los gritos procedentes del interior, se detuvo unos instantes y aspiró hondo. Como tantos otros días, se obligó a sí mismo a entrar, a dar los buenos días con una sonrisa, a sacar sus cosas de la cartera y a distribuirlas ordenadamente sobre la mesa. Después, levantó la vista. Había ocurrido otra vez. Sí, otra vez se había convertido en el hombre invisible.
Tomó aire de nuevo y abrió el libro. Entonces, esperó pacientemente a que los alumnos ocuparan sus sillas, a que la algarabía se fuera apagando poco a poco. Por unos instantes, se hizo el silencio. Y, aprovechando ese breve respiro, comenzó su explicación. Sin embargo, pronto resurgieron las voces y algunas bolitas de papel cruzaron el espacio de la clase. ¿Para qué seguir? Se asomó a la ventana y observó el vuelo de los pájaros. Se concentró en sus movimientos ágiles, libres. Se concentró tanto, que dejó de oír el griterío. Y, de pronto, añoró la brisa en la cara, añoró la vista de los tejados de la ciudad, allá abajo, muy lejanos. Sintió de repente que su cuerpo era ligero, capaz de atrapar al mismo viento. Y, sin darse cuenta, comenzó a agitar los brazos.
En ese momento, un silencio desconocido, plomizo y aterrado, le devolvió a la realidad. Sus alumnos, clavados en las sillas, con los ojos abiertos y mudos de asombro, le miraban como si le vieran por primera vez. Fue entonces cuando el profesor se vio reflejado en el cristal de la ventana. Fue entonces cuando comprobó, con una mezcla de horror y de salvaje alegría, que el hombre invisible se había convertido en el hombre-pájaro. Conmocionado, empezó a revolotear de aquí para allá, chocando ruidosamente con paredes y cristales. El más audaz de los alumnos, se atrevió a abandonar su puesto y, con un movimiento rápido, abrió la ventana más próxima. El hombre-pájaro tomó impulso y se lanzó hacia el cielo azul con un grito de libertad.
 (C.M.SB)
-Finalista (modalidad minicuento fantástico) en el VI “Concurso Internacional miNatura”. Revista Digital miNatura. 2008.
El paisaje llama a los cristales de mi ventana: una, dos, tres veces. Abro de par en par y dejo que el aire se cuele en mi cuarto. Una ráfaga levanta el vuelo de la alfombra, otra susurra secretos al oído de la cerradura, otra más se enrosca en mi almohada, se ramifica y busca entre los pliegues aquellos sueños que se me han perdido durante la noche. Con el viento, entra el sol, quien desliza sus dedos por debajo de mi pijama y me hace cosquillas. Mi risa salta al exterior, culebrea entre la hierba, sube tallo arriba y baila sobre el pétalo de una flor. Comienza un nuevo día.
(C.M.SB)