viernes, 30 de agosto de 2013

EL CANTO DE LAS RANAS

Cantan las ranas;
de día piden noche,
de noche piden luz.

(Buson)
Haiku. Antología de Poemas Japoneses.


miércoles, 28 de agosto de 2013

LAS HUELLAS DEL LECTOR

Anoche terminé de leer Las apariencias de Antonio Muñoz Molina. Se trata de una serie de artículos, escritos para diferentes periódicos, entre 1989 y 1991. A pesar del tiempo transcurrido, son reflexiones tan válidas en la actualidad como en el momento de ser escritas. Porque hablan de lo mucho que se puede descubrir en el ser humano a través de una mirada profunda y atenta.
En la biblioteca, dudé y estuve barajando varios libros del mismo autor, uno de mis preferidos. Al final, me decidí por este. Y acerté. 
Por cierto, entre sus páginas encontré un papelito olvidado en el que se indicaba una fecha de devolución: 22 de febrero de 2009. No pude evitar preguntarme qué sucedió aquel día, qué hice. ¿Fui feliz? No lo recuerdo.  Quizá fue un día estupendo para mí, como tantos días buenos que tiene uno en la vida y que luego se olvidan como si no hubieran existido.
Me gusta encontrar en los libros las huellas de otros lectores: una nota, unas palabras subrayadas, unos apuntes al margen... Por eso he vuelto a dejar entre las páginas el papelito olvidado. Tal vez alguien vuelva a encontrarlo dentro de mucho tiempo o a la vuelta de un mes, y sienta, como he sentido yo, la nostalgia de un día que ni siquiera recuerdo.
(C.M.SB)




martes, 27 de agosto de 2013

LAS PALABRAS PERDIDAS

¿Adónde van las palabras que se pierden?¿Adónde van las palabras de las lenguas que mueren cada día cuando muere el último integrante de la pequeña tribu olvidada que todavía hablaba esa lengua minoritaria, quizá extraña y recóndita, sin registro escrito, sin literatura impresa, solo oral?
 ¿Adónde van las palabras que se pierden en todas las lenguas? En castellano, en catalán, en gallego, en eusquera, en portugués, en nuestras lenguas peninsulares tan cercanas, las de cada día, pero también en otras muchas, en inglés, en francés, en alemán, en chino, en ruso… ¿Adónde van las palabras que no se utilizan, las que nadie pronuncia, las que no tienen quien las diga, las que duermen entre las páginas de los libros que nadie lee, las que ya no registran los repertorios?
Sin voz que las pronuncie ni texto que las imprima, expulsadas de los diccionarios por desusadas, parecen condenadas a desaparecer ¿Deben aceptar con resignación esa ley de vida que es la condena a muerte y en su caso el retorno a la nada sin tierra, a la nada del gran silencio inerte? O, por el contrario, ¿tienen que luchar para no morir y encontrar un lugar para cobijarse de la intemperie a la que han sido condenadas?
Los sociolingüistas aseguran que de un tiempo a esta parte no solo hablamos peor, sino que lo hacemos con un vocabulario más restringido, cada vez con menos palabras de manera que la mayoría sobran. Una situación tan grave las ha unido, decididas a no aceptarla. Aunque algunas son muy viejas han tratado de buscar juventud en su pasado y de recuperar sus alas. Las alas con que iban veloces de un lugar a otro, de una voz a otra, escapadas de los diccionarios donde se les permitía dormir cuando nadie las pronunciaba, descansar meses, años, lustros quizá o tan solo largas siestas si, libres de servicio, no las necesitábamos. Pero ahora, en los nuevos tiempos de ahorro y crisis los diccionarios han tenido que cumplir con el deber impuesto de controlar mucho más su espacio y se niegan a ofrecerles siquiera unas líneas donde reposar el maltrecho cuerpecillo de ancianas y pese a su edad, y a tantos beneficios prestados, son desahuciadas sin contemplaciones.
Gracias a su protesta, las palabras perdidas han conseguido, finalmente, que la comunidad internacional tome cartas en el asunto y las trate por lo menos igual que a las especies amenazadas de extinción, animales o vegetales, que necesitan ser protegidas para no desaparecer. Tras muchas reuniones y discusiones los mandatarios internacionales han accedido a sus peticiones y les han ofrecido un lugar. Una isla. La Isla de las Palabras Perdidas.
La Isla de las Palabras Perdidas era, hasta el pasado invierno, una tierra poco habitada, situada a cincuenta millas náuticas de Groenlandia, a la que pertenece. La UE ha llegado a un acuerdo de cesión con el gobierno groenlandés, previo pago anual de siete millones de coronas danesas, moneda de la República de Groenlandia, hoy independiente y antes territorio del reino de Dinamarca. La mitad de la isla, de apenas 5.000 kilómetros cuadrados, igual que Groenlandia, está cubierto de hielo, algo que ha sido tenido muy en cuenta por los expertos por si en algún momento las palabras necesitaran de los servicios de congelación.
A la Isla de las Palabras Perdidas ha sido ya desplazado un gran equipo técnico de expertos internacionales para comenzar los trabajos de recepción, documentación, almacenaje y preservación de las palabras. Las más inquietas ya han empezado a llegar, exhaustas, después de un larguísimo viaje, en el que han tenido que demostrar la enorme potencia de sus alas. Muchas han sido sometidas a los primeros cuidados y depositadas en compartimentos idiomáticos por jóvenes filólogos becados por la UE. Su trabajo consiste, en primer lugar, en el registro y la catalogación de las palabras perdidas según las lenguas, las filiaciones, los tipos, y sus morfologías -al parecer últimamente son muchos los adjetivos caídos en desgracia, en especial, cuantos implican matices-y en segundo lugar, en el cuidado de usarlas. Se encargan de utilizar muy bien las que les han tocado en suerte, empleándolas en sus conversaciones cotidianas, para que sigan con vida.
Una fuente a la que hemos tenido acceso, asegura que la UE ha llegado a un acuerdo con la Santa Sede, para que algunas órdenes religiosas, con bajo excedente de ingreso entre las filas que habrían de nutrir los enormes conventos despoblados, puedan realizar labores humanitarias en la Isla de las Palabras Perdidas y a la vez contribuir a la preservación del vocabulario religioso en extinción en buena parte del territorio europeo. Según me informan, se ha establecido contacto con las Esclavas de San José, Las Josefinas de la Santísima Trinidad, Las Misioneras de la Madre del Divino Pastor y Las Celadoras del Reino del Sagrado Corazón, entre otras.
Como solo durante el verano las aguas gélidas que rodean la Isla de las Palabras Perdidas se vuelven navegables, me gustaría acabar esta crónica con una petición: si usted sabe de alguna palabra en peligro de extinción, métala en una botella, rumbo a la Isla. Ahí van las coordenadas: 27º11'09'' S / 109º17'11'' W y deséele un viaje feliz. El mar de agosto es nuestro aliado.
(Carme Riera)
La Isla de las Palabras Perdidas (El País, 26 de agosto de 2013)

Ilustración: Eva Vázquez

viernes, 23 de agosto de 2013

La excepción

Excepto los poetas, 
¿hay alguien más en el mundo
capaz de nadar en una piscina sin agua?

Hermosa soledad
(Jimmy Liao)
Bárbara Fiore Editora

Ilustración: Jimmy Liao



martes, 20 de agosto de 2013

LA RISA DEL MAR

A sus casi ochenta años vio por primera vez el mar. Se sentó en su silla plegable, justo en la orilla, para que el agua le mojara los pies en su eterno ir y venir. Así pasó la tarde, con la mirada clavada en el horizonte azul. Conforme la marea subía, crecían las voces que le aconsejaban desplazar la silla unos metros tierra adentro. Pero ella sólo tenía oídos para las olas. Ellas le hablaban en un idioma que supo interpretar como si lo hubiera aprendido nada más nacer.
Poco a poco, la playa fue quedando desierta. La luz, cada vez más tenue, rebotaba en el plumaje de las palomas que picoteaban la arena.
A sus casi ochenta años navegó por primera vez. La silla se había plegado a su voluntad y surcaba las aguas.
Los turistas se detenían en el paseo marítimo y se asomaban a la barandilla, sorprendidos al oír por primera vez la risa cómplice del mar.
(C.M.SB)



lunes, 19 de agosto de 2013

EL ETERNO CANTO DE LOS PÁJAROS

El viaje definitivo

… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostáljico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
(Juan Ramón Jiménez)
Tomado de «Corazón en el viento», en Poemas agrestes, 1910-1911.


domingo, 18 de agosto de 2013

LIBROS, AMIGOS

Me gusta que los libros compartan mi vida, me acompañen, callejeen, trabajen y duerman en mi compañía, se rocen con las venturas del día y los caprichos del tiempo, acepten citas conmigo a horas "imposibles", ronroneen con la gata al pie de mi cama, o se arrastren con ella en la hierba, doblen un poco la punta de sus páginas en la hamaca de verano, se pierdan y se encuentren de nuevo. Los libros son para mí más unos amigos que unos servidores o unos maestros.

El amante de las librerías
(Claude Roy)
   

Compré este libro en LITERANTA, una librería estupenda que descubrí callejeando por Palma de Mallorca. Se encuentra en Can Fortuny, 4A. Si vais por allí, os recomiendo que vayáis a visitarla. Merece la pena. Os podéis tomar además un café. ¡Y admiten animales de compañía! Todo un lujo.

miércoles, 7 de agosto de 2013

UNA PELÍCULA INOLVIDABLE

La otra noche volví a ver Jennie (1948), dirigida por William Dieterle y protagonizada por Joseph Cotten, Jennifer Jones y Ethel Barrymore. Con esta película me ocurre lo mismo que con los libros que vuelvo a leer. Cada vez descubro algo nuevo, algún detalle que se me había escapado en anteriores ocasiones. Eso es lo bueno. Jennie es una vieja película y, sin embargo, siempre es nueva para mí.
Por cierto, desde hace años trato de encontrar la novela que la inspiró, escrita por Robert Nathan. Si alguien me sabe decir dónde la puedo encontrar, le estaré eternamente agradecida. Porque espero encontrar entre sus páginas la misma magia que encuentro en las imágenes de esta obra maestra del cine.




lunes, 5 de agosto de 2013

EL DEDO ÍNDICE

Índice es el dedo que señala el mar.

(Helena Santolaya)
Nada el pensamiento
Edelvives

Sant Feliu de Guíxols, julio 2013

viernes, 2 de agosto de 2013

LEER CON EL CUERPO

Al cabo de leer durante tanto tiempo con los brazos estirados hacia delante, la barbilla se hunde, la boca bebe la playa, y entonces se incorpora uno con los brazos cruzados contra el pecho, utilizando a intervalos una sola mano para volver las páginas y marcarlas. Es una postura adolescente, ¿por qué? Transporta la lectura hacia una amplitud un tanto melancólica. Todas esas sucesivas posturas, ensayos, fatigas, irregulares placeres, eso es la lectura en la playa. Tiene uno la sensación de leer con el cuerpo.

(Philippe Delerm)
EL PRIMER TRAGO DE CERVEZA y otros pequeños placeres de la vida
Editorial Tusquets


jueves, 1 de agosto de 2013

LA ERMITA DE SAN TELMO


Después de una última mirada desde la Ermita de San Telmo (Sant Feliu de Guíxols) ponemos rumbo a la realidad. Fue ayer y ya me parecere que todo queda lejos.