lunes, 31 de agosto de 2015

Adiós y gracias

Se acaba el mes de agosto y con él mis vacaciones. Adiós al café sin prisa, adiós a los largos paseos de la mañana, a la vida sin horarios, al ya lo haré mañana. Aunque oficialmente no toque, le digo adiós al verano. Y gracias.

C.M.SB.

Gonzalo R. Checa

sábado, 29 de agosto de 2015

Quizá

De todas las imágenes que he captado a lo largo de este verano, me quedo sin duda con esta. Quizá porque siempre me recordará los paseos por Gijón a la caída de la tarde, cuando bordeábamos sin prisas la playa de San Lorenzo, descubriendo constantemente algo nuevo, disfrutando siempre del paisaje tranquilizador del mar. Quizá porque capturé un instante en la vida de personas cuyo rostro jamás conoceré, cuyos nombres e historias me serán siempre ajenos y que, sin embargo, en ese momento, compartían conmigo los colores del cielo, los pequeños ríos dibujados por la marea en la playa, el olvido del tiempo en los relojes. Quizá porque me hace pensar en que todos los que estábamos allí ese día, a esa hora, dejamos en la arena una huella que el agua se encargó de borrar muy poco después. Quizá porque mientras el objetivo de la cámara atrapaba el deambular de muchos yo me fijaba en una de las figuras, una en concreto que tal vez llamó mi atención por nada en especial, simplemente porque mis ojos la distinguieron y la erigieron en protagonista de ese segundo fugaz. No sé. Quizá.

C.M.SB.

Gijón, julio de 2015



jueves, 27 de agosto de 2015

Besos

Sus palabras, al ser escritas, cobraban color, sabor y forma. Un día, se atrevió a escribir una con la yema del dedo, muy tímidamente y siguiendo el trazado de los labios de Adelina. Cada una de las cuatro letras se convirtió en un beso. 

C.M.SB.

Teresa Herrero

martes, 25 de agosto de 2015

La casa dormida

Anoche más que fresco era frío lo que entraba por las ventanas, abiertas todas de par en par, como han estado durante este tórrido verano. La temperatura me pilló un poco desprevenida y un tanto melancólica. Ya hay momentos en que se huele en el aire el final del verano. 
Antes de irme a la cama, recorrí la casa cerrando una ventana tras otra. Y, al hacerlo, he de decir que sentí cierto bienestar. Afuera quedaban el ruido, la ciudad, el viento. De pronto, me sentí muy a gusto encerrada en el cascarón. Me metí en la cama, me puse cómoda bajo la ropa y abrí el libro a la luz tenue de la lámpara. En las primeras líneas, mi mente volaba a lo que había en el exterior, al otro lado del cristal. Imaginaba las ramas balanceándose en la oscuridad, los parques desiertos, las solitarias farolas, los bancos vacíos. Me adentré en la lectura, en la sensación confortable de estar a salvo y las palabras me llevaron con sigilo hasta el sueño. Al cerrarse mis ojos, todo se fue a ese otro lado en el que por unas horas dejamos de estar, a ese mundo que desaparece en el silencio de la casa dormida.

C.M.SB.

Jimmy Liao

domingo, 23 de agosto de 2015

Misterios

A veces, sin saber por qué, te detienes en una palabra de uso frecuente, de esas que utilizas casi a diario y en la que ni siquiera reparas. Como en tantas otras ocasiones, sale de tus labios con naturalidad y sin pensar. Y, de pronto,  sin motivo alguno, te suena rara. Entonces te paras y la repites una vez más. Primero mentalmente. Después, de viva voz. Taza, dices. Taza, insistes. Cambias el tono, elevas o bajas el volumen, la silabeas, la cantas, la susurras, la gritas. Y empiezas a coger carrerilla: tazatazatazatazatazatazatazatazataza... Al fin, sin aliento, compruebas que la lengua se te traba y que esa palabra tan simple, tan corta, tan vulgar, tan de andar por casa, esa palabra insignificante, exenta de belleza, poesía o grandilocuencia, ese término pequeño y sin importancia, perdido entre millones de vocablos, guarda entre sus letras todo un misterio imposible de desvelar.

C.M.SB.

Esther Hörchner

miércoles, 19 de agosto de 2015

Ojalá sea cierto

Como empieza a ser habitual, leo el dominical con días de retraso. Me encuentro con las palabras de Millás y con las de Rosa Montero. El uno y la otra me hacen disfrutar doblemente del café, del comienzo de la tarde. Leo también un reportaje sobre los elefantes, sobre su posible desaparición. Me entero de que alcanzan a vivir setenta años, que entierran y velan a sus muertos, que cuidan y acompañan a los enfermos. Me enternece saber que, a pesar de su fuerza, son exquisitamente delicados cuando se trata de coger un fruto con la trompa. Y me alegra verificar que lo de su memoria no es leyenda, la tienen hasta el punto de no olvidar jamás un lugar por el que han pasado. Son tan inteligentes como hermosos.  Al parecer, los gobiernos se comprometen a velar por la supervivencia de estos magníficos animales, a luchar contra quienes los cazan. Ojalá sea cierto. 
C.M.SB.


lunes, 17 de agosto de 2015

Para hoy


Pues todo aquello que de algún lugar cae

con la marea, hasta otro lugar nada.

Pues no hay cosa perdida que no se pueda hallar si es buscada.


The Faerie Queen

(Edmund Spenser)




viernes, 14 de agosto de 2015

Como cada tarde

Los dos niños esperaban al maestro cada tarde, de camino a la escuela. Le tenían cogida la hora y reconocían sus pisadas, su andar lento. 
El maestro, despistado sin remedio, perdido siempre en sus pensamientos, se sorprendía al verlos y les saludaba con el entusiasmo de quien encuentra a un amigo tras una larga ausencia.
Los niños amoldaban sus impacientes pasos a los de don Anselmo. Uno se colocaba en su costado izquierdo, el otro en el derecho. 
El maestro, hombre de muchas palabras, tenía siempre una historia nueva que contar. Sin embargo, para concentrarse y no perder el hilo, necesitaba tocar con los dedos la oreja de su oyente. Así que con una mano agarraba el lóbulo del niño apostado a su izquierda y con la otra el del que se situaba a su derecha.
A medida que contaba, su caminar se hacía más lento, deteniéndose por completo en las pausas, en los momentos en que la historia adquiría mayor misterio o mayor emoción. Era en esos instantes cuando sus dedos masajeaban las orejas con verdadera fruición.
El final del cuento coincidía inevitablemente con el final del camino. Entonces, los tres atravesaban juntos la puerta de la escuela, en silencio.
Al comenzar la clase, las orejas de los dos niños aún estaban rojas, muy calientes. También la historia que acababan de escuchar conservaba todo su calor. Como cada tarde.

C.M.SB.

Monumento al maestro, Palencia (autor: Rafael Cordero)

jueves, 13 de agosto de 2015

Cosas que pasan

Esta mañana, mientras hablaba por teléfono, he visto que un ser diminuto se movía por los alrededores de la vitrocerámica, algo que ha comenzado a arrastrarse por la superficie negra y brillante con total parsimonia. Se trataba de un caracol, el más pequeño que me he encontrado en la vida. Lo he dejado en un jardín y le he deseado suerte. 

C.M.SB.

Leticia Zamora Méndez

miércoles, 12 de agosto de 2015

Cuestión de narices

¿Por qué a tanta gente le da por operarse la nariz y fabricarse una de serie? He ahí la cuestión. Depende de los gustos, claro está. Personalmente prefiero mil veces las narices poderosas, rotundas, atrevidas, descaradas, prominentes, aguileñas, excesivas, esas narices inolvidables que imprimen carácter y que hacen únicos a los rostros que las lucen con valentía. 

C.M.SB.

Barbra Streisand

martes, 11 de agosto de 2015

Viaje de ida y vuelta

Hoy, a la hora de mi imprescindible café, he entrado en uno de esos bares de toda la vida, uno de esos establecimientos que han formado parte del paisaje de siempre, no de forma ritual, pero sí de manera esporádica, uno de esos locales anclados en el pasado, de banderín y calendario chillón, de ensaladilla rusa casera y de mesas de formica, de esos sitios a los que llegarías con los ojos vendados y sin embargo nunca recuerdas su nombre. Pues bien, mientras esperaba a que me sirvieran el ineludible brebaje, mi oído ha reparado en las palabras salidas del televisor. La voz era inconfundible y estaba asociada a unos años que apenas me rozaron. No ha hecho falta desviar la mirada. Sabía que en la pantalla estaban proyectando imágenes del NO-DO. He pagado el café o lo que es lo mismo un billete que me ha permitido viajar en el tiempo.

C.M.SB.


lunes, 10 de agosto de 2015

Palabras para un lunes

Te regalo una idea.
El concepto más hermoso
de complicidad.


Te regalo un cuento
Jorge Gonzalvo / Cecilia Varela
Ed. Lóguez


Ilustración: Cecilia Varela

domingo, 9 de agosto de 2015

La rutina

Abandonas la rutina con igual facilidad con que la retomas. En apenas unas horas, enganchas tu día a día en el punto exacto en que lo dejaste. Quedan, cómo no, los recuerdos de lugares que han dejado una parte de sí mismos en ti. También algún fleco tuyo queda enganchado en los parajes que visitas. En cada viaje algo pierdes por el camino. De la misma manera, ganas a cada paso que das. Ahora, desde tu vida cotidiana, tienes la posibilidad de detenerte un instante para rememorar el olor del agua salada, la luz del atardecer, el ruido incesante de las olas, el manto colorido de las sombrillas, el susurro de las sábanas de hotel o la delicia de poner el despertador por el puro placer de ignorarlo.

C.M.SB.


sábado, 8 de agosto de 2015

Párrafos para recordar (séptima entrega)

Entre los muertos conocidos estaban el abuelo Antonio, que había llegado a tenernos en brazos dos o tres veces antes de morirse; y Manuela, la madre de la abuela. De ella sí nos acordábamos. Era una vieja chiquitita con el pelo muy blanco y espumoso como si tuviera una nube en la cabeza. La abuela se ocupaba de recortarlo cada luna nueva; yo la ayudaba poniendo las manos como un cuenco adonde ella iba dejando las hebras de cabello. Después lo echábamos al fuego porque si lo dejás por ahí los pájaros se llevan el pelo para tejer sus nidos y después a una le duele la cabeza.

Cementerio (Selva Almada)
Patio de columnas. Revista de verano. El País (7 de agosto de 2015)

Ilustración: Violeta Lópiz

domingo, 2 de agosto de 2015

Paso a paso

Como decía, salí a buscar palabras y algunas encontré. También encontré un montón de cosas que os resumo y recomiendo. Aquí están, paso a paso (con más o menos desorden):

1. Una visita imprescindible: 

Santa María del Naranco
 2. Un paseo delicioso:

Aguilar de Campoo
3. Una lectura que atrapa:


4. Una librería (a la que prometo volver): 

El Bosque de la Maga Colibrí (Gijón)

5. Una obra de teatro que me hizo reír:



6. La delicadeza y el detalle de una maravillosa ilustradora: 

Alicia Varela

7. Y el mar, siempre:

Playa de San Lorenzo (Gijón)

C.M.SB.

sábado, 1 de agosto de 2015

Salí a buscar palabras...

y me encontré con estas publicadas por mi admirado Manuel Vicent:

Tengo entendido que uno será siempre joven mientras nunca deje de sorprenderse ante la nueva luz del sol, como si fuera la primera y última vez.

El País, 26 de julio de 2015