Palabras contra el fuego

Los árboles sueñan sobre todo en tendernos amables emboscadas para que acabemos siendo emboscados. Por eso, algún día se despertarán y se encontrarán con la mirada, al fin fraternal, del humano. ¡Soñemos!

La Sonata del Bosque

(Joaquín Araújo)

Fotografía: C.M.SB.

Equilibrio natural

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El viento que no cesa

Hace años su melena descubrió que el viento había llegado para quedarse.

C.M.SB.

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Miedo

Cerró la puerta y las cortinas y, con el corazón palpitante, se escondió bajo la cama. Se agazapó y oyó su propia respiración: ahogada, jadeante. Dejó pasar unos minutos y, a su pesar, comprobó que el miedo seguía estando allí, justo a su lado, pegado también al suelo. Podía percibir su aliento entrecortado, su tensión. 

Se arrastró hasta salir de su escondite, abrió la puerta y echó a correr hacia el exterior. A toda prisa, con la esperanza de que el miedo se perdiera en el laberinto de las calles.

C.M.SB.

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Palabras para hoy

Los pájaros son el aliento del bosque, un mensaje consistente que permite verle volar hasta remotos confines.

La sonata del bosque

(Joaquín Araújo)

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Cuentos

Por cuarto año, el Maratón te permite contar. Y cuentas desde el cariño. ¡Gracias!

C.M.SB.

Autor del cartel: Manuel Sagredo Navarro.

Rostros XIX (y su voz)

En la imagen: Analía Gadé.

Señales del bosque

Recibes un regalo inesperado, un sobre que deberías haber abierto hace meses. Te lo trae el azar. Lo abres con el corazón acelerado porque algo te dice que lo que hay dentro te va a gustar. Y la intuición no te falla. El sobre contiene un puñado de palabras e imágenes que recogen todo el esplendor y la delicadeza del bosque. Ese regalo te llega una tarde en la que has escuchado la voz del viento a través de las hojas de los árboles.

Muchas gracias, hormiga Ana.

C.M.SB.

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Esas azoteas

Besos adolescentes en las noches de verano, miradas perdidas que pasean por los tejados de la ciudad, sueños que se confiesan a la luna, palabras susurradas en los rojos del atardecer, pensamientos que siguen el vuelo de los pájaros, el aroma de la ropa limpia que se seca al sol, rumor de pasos que sube de la calle, de la vida que discurre allá abajo, al pie de esas azoteas.

C.M.SB.

Fotografía: C.M.SB.

¿Jacaranda o jacarandá?

Con o sin tilde, la palabra te suena a jardín oloroso, a colores movidos por la brisa, a tarde ociosa. Pero, si has de ser sincera, la prefieres con tilde, con ese golpe de voz en la última sílaba, con ese último taconazo en un baile de letras en el que dominan las aes. Jacarandá podría ser el nombre de una isla o la contraseña para entrar en el paraíso. Podría convertirse en el nombre de una barca con la que explorar el mar o de una yegua de trote alegre. Podría ser sencillamente la palabra perfecta para atraer la risa y conjurar la tristeza.

C.M.SB.

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Dos días, dos imágenes

Fotografías: C.M.SB.