sábado, 30 de agosto de 2014

ESTABA SEGURO

La observó a lo largo de cuatro estaciones. Sostenía en las manos el mismo libro que él había olvidado tiempo atrás. Estaba seguro. Como también lo estaba de que sus sonrisas se debían a los mismos párrafos que le hicieron sonreír a él.

La muchacha bajó en la quinta estación y el libro quedó abierto sobre su asiento. El mismo olvido.
Podría haberlo recuperado, pero prefirió dejarlo allí. Estaba seguro de que algún día despertaría nuevas sonrisas en otro viajero. Y quizá él tuviera la suerte de verlas aparecer. En otro tren, en otro momento de cercanía.
C.M.SB.


viernes, 29 de agosto de 2014

domingo, 24 de agosto de 2014

Una pieza de colección

En mi particular colección de ventanas, no podía faltar esta: la más pequeña de Brujas.
C.M.SB.

Brujas, agosto de 2014

sábado, 23 de agosto de 2014

Como el humo

A veces, un sueño parece tan real y es tanta la angustia que genera, que llegas a despertarte. Sin embargo, cuando ya has abierto los ojos y tratas de recordar qué era eso que te resultaba tan terrible, no llegas a atraparlo del todo. Quedan ciertas imágenes borrosas, algunas palabras, una ligera sensación de malestar, pero la esencia de lo que te ha aterrorizado se ha disuelto desde el momento en que has salido de la pesadilla. A la mañana siguiente, tratas de explicar esa especie de cortometraje que ha pasado por tu mente mientras dormías, pero no encuentras la forma de que el otro capte el motivo de tu angustia. Al intentar contarla, te das cuenta de que, inconscientemente, vas rellenando los huecos con tu propia imaginación. La historia pierde fuerza y el miedo de la noche se desvanece como el humo. 

C.M.SB.


jueves, 21 de agosto de 2014

Habitación 309

Entras en la habitación de un hotel y la recorres con sensación de extrañeza, de no pertenencia. Después, abres la ventana, miras al exterior y observas las que serán tus vistas durante los próximos días. Deshaces la maleta y empiezas a colgar tu ropa en el armario, a colocar los zapatos en su sitio, a estudiar dónde dejar determinados objetos que no están claramente clasificados ni previstos por quien ha escogido el mobiliario. En el cuarto de baño, distribuyes como buenamente puedes el desodorante, el champú y demás potingues. Poco a poco, la habitación va adquiriendo tus colores y aromas cotidianos. Sobre la mesilla, tu libro, ese que has elegido para que te acompañe durante tu breve estancia, ese que leerás a ratos perdidos y entre cuyas páginas encontrarás años más tarde algún papel olvidado que te recordará aquel museo que visitaste o el precio del alquiler de una sombrilla. 
Te duchas y te pones unas prendas limpias y cómodas. Cierras la puerta e intentas no olvidar dónde has guardado la tarjeta para volver a entrar en esa habitación que dejas atrás y que ya has hecho tuya. La ciudad todavía está por descubrir.
C.M.SB.







miércoles, 20 de agosto de 2014

Souvenir

Durante mi visita a Brujas, el guía nos explicó que, antiguamente, los habitantes de las casas las protegían de los malos espíritus mediante estas caras que se pueden encontrar en bastantes fachadas y cuya misión consistía en ahuyentarlos. Aquí va un ejemplo.
C.M.SB.

Brujas, agosto de 2014

martes, 19 de agosto de 2014

En todos los rincones...

hay caracoles.

C.M.SB.

San Juan de la Peña, julio de 2014

Gerona, julio de 2014

Bruselas, agosto de 2014

Brujas, agosto de 2014

lunes, 18 de agosto de 2014

No se podía decir mejor

300.000 energúmenos



Es muy probable que, a estas alturas de agosto, ya hayas visto a unos cuantos. Vagando por las carreteras, cabecigachos y con cara de susto, o quizá ya muertos, con las tripas fuera, en alguna cuneta. En España se abandonan 300.000 animales domésticos al año, fundamentalmente perros. Uno cada tres minutos. Estamos a la cabeza de Europa en este ranking miserable. Sí, seguro que ya te has cruzado con alguna de esas pobres criaturas condenadas. Ahora bien: lo más inquietante es pensar que posiblemente también nos hemos cruzado, sin saberlo, con el energúmeno sin entrañas que les ha abandonado. Quién sabe, quizá fuera ese tipo que estaba detrás de nosotros en la cola del súper. O esa señora tan fina con la que compartimos espera en el dentista.
Porque no te creas que a los energúmenos sin entrañas se les distingue por sus caras de neandertales, o por tener una sola ceja unida y cerril sobre los ojos, o por andar vestidos con harapos. Nada de eso. Como es natural, hay canallas de todo pelaje y condición, y también pueden ser ciudadanos la mar de elegantes, pijos de rolex en la muñeca que compran al niño, en Navidades, un cachorrito de caro pedigrí, y que luego, cuando el juguete empieza a hacerse caca y pis por las alfombras persas, prefiere llevárselo un día al campo en el todoterreno y abandonarlo ahí en algún despiste del animal. Por cierto, probablemente será el único día en toda su vida que utilicen el todoterreno para ir al campo.
Quiero conocerlos. Yo quiero que me presenten a esos 300.000 conciudadanos capaces de cometer una atrocidad de este calibre. Capaces de convivir durante un tiempo con una criatura absolutamente indefensa, que te ama con adoración y que depende en todo de ti, para luego, de pronto, sin ningún remordimiento, normalmente con sigilo y alevosía, de noche, en algún lugar remoto, abandonar a su suerte (al dolor, a la mutilación, a la muerte) a ese tembloroso y anhelante puñado de pelos. Primero les rompen el corazón, antes de que un coche o la pedrada de un gamberro les rompa el espinazo.
Quiero conocerlos. Quiero que la policía haga carteles con los caretos de esos desalmados que van disfrazados bajo la apariencia de seres normales. Que empapelen los aeropuertos, las estaciones, las calles de nuestras ciudades con sus fotos, que los retraten como los delincuentes que son. Varios trabajos internacionales han demostrado que hay una relación directa entre el maltrato animal y la criminalidad contra las personas. Por supuesto: quien hace eso a su cachorro, probablemente maltrate también a su hijo, a su esposa, a los viejos a su cargo. Y no sólo eso: según los estudios, también hay una relación con los delitos públicos: secuestros, violaciones, robos con violencia. Sí, en efecto: pensar en los 300.000 animales que se abandonan cada año me pone los pelos de punta, pero aún me espeluzna más pensar en los 300.000 humanos inhumanos que hay detrás. Quiero conocerlos para poder defenderme de esos tipos feroces.
En España carecemos de una ley nacional de protección animal. Cada autonomía tiene sus propias normas, y difieren muchísimo entre sí. El PSOE lleva incluyendo esta ley en su programa desde 2004. Nunca han hecho nada. La insensibilidad española en este tema es una vergüenza dentro del contexto europeo. Este país está tan atrasado en cuanto a la educación animalista que todavía se escucha el roñoso topicazo de “¡con la que está cayendo, cómo vamos a preocuparnos de los animales!”. Una frase absurda que, además de despertarme la sospecha, quizá injusta, de que quien la profiere probablemente tampoco mueva un dedo por los humanos, me recuerda las muchas veces que, a lo largo de la historia, la causa feminista ha sido supeditada a otros logros supuestamente superiores. ¿Pedir el voto para las mujeres? ¡Nooo, primero hay que hacer la revolución!
Pero el caso es que los principios éticos no se pueden trocear sin traicionarlos. La libertad, la igualdad y la fraternidad de los hombres no puede ser negada a las mujeres (aunque se negó durante casi dos siglos); la empatía hacia los seres vivos no puede interrumpirse para pisotear a los otros animales. De hecho, la manera en que una sociedad trata a sus animales es un claro indicativo de su nivel de desarrollo democrático y cívico. Hace dos semanas, junto a la ONG Avaaz, presentamos en el registro del Ministerio de Agricultura 120.000 firmas, recogidas en apenas doce días, en apoyo de una ley nacional de protección de los animales domésticos que actualmente se está tramitando. No es la ley general que muchos deseamos, pero es un paso. Escribe en Google Avaaz SOS mascotas y añade tu firma a la petición. Para que el año que viene no puedan volver a abandonar a 300.000 seres vivos impunemente.
Rosa Montero. El País Semanal. 17 de agosto de 2014. 


viernes, 15 de agosto de 2014

Virus

Durante los viajes uno acumula ideas para escribirlas más tarde. Es lo que he hecho yo. Incluso, disciplinadamente, las he anotado en un papel. Pero cuando, por fin, me siento frente a la pantalla de este ordenador, lo encuentro invadido de virus informáticos. De modo que el aparato en cuestión sale por la puerta de casa para aplicarle una limpieza a fondo. Mientras tanto, las ideas se han ido enfriando. Espero que, ahora que vuelvo a sentir las teclas bajo mis dedos, pueda recuperar el calor que tuvieron en el momento de nacer. Ya os iré contando.
C.M.SB.

Costa Brava, julio de 2014