Somos siempre los destinatarios de los objetos conservados y de las cartas que escribimos con ortografía infantil. La carta de un niño supone una cita con su propio futuro. Conviene respetar y defender los pliegues del pasado para descubrir el sentido de las huellas que dejan nuestros zapatos cuando caminan hacia delante.
Una forma de resistencia
Luis García Montero