martes, 31 de julio de 2018

Pinceladas

Una estación, montañas y lagos, un tren vigilado por marmotas, casas de piedra y una biblioteca, unas cenizas que vuelan para quedarse, una vecina incómoda, los mosquitos y la risa loca de las gaviotas, la playa, el café y el periódico, la piscina y el agua azul y tibia, un eclipse con mojito, una guitarra y una luna anaranjada y redonda. Libros y arena caliente. Y un ronroneo amigo. Habitación 222 y vistas al mar. Un viaje de ida y vuelta. Y el deseo de muchos otros.  Nuevas pinceladas.

C.M.SB.

Fotografía: C.M.SB.


sábado, 21 de julio de 2018

Te gustaría tener la certeza absoluta de reencontrarte con lo que más quieres, de recuperar los tesoros que forman parte de ti, de retomar la vida y escribir un punto y seguido.

C.M.SB.

¿?


jueves, 19 de julio de 2018

Esa extraña

Sales a hacer unos recados y te acercas al centro. Aparcas el coche y caminas por calles que no transitas desde hace un tiempo. A un lado y a otro descubres solares tapiados, huecos enormes en el paisaje, agujeros que permiten ver lo que escondían aquellas fachadas que un día creíste eternas. Por allí asoma un árbol viejo, por allá una casa que desconocías, al fondo un patio olvidado y un poco más atrás las piedras de un palacio. Intentas saber qué edificios han desaparecido exactamente, pero no logras recordarlos. En tu memoria aparece una imagen de conjunto, la uniformidad de una época, los balcones pequeños y coquetos, las viviendas de pocos pisos, el barrio tal y como era cuando lo recorrías de niña. Los escaparates de algunos comercios acumulan el polvo de años, los cierres metálicos están oxidados y en los carteles ya se ha borrado alguna letra. Otros, en cambio, por contraste, lucen nuevos y limpios. Resisten.
Caminas y te preguntas cuándo comenzó a desaparecer la ciudad que tú conocías, en qué momento se empezaron a borrar las huellas de aquellos pasos que diste. Y piensas en esa otra parte de la ciudad, esa que has dejado atrás hace apenas una hora, esa en la que ahora vives y que tiene grandes avenidas y árboles jóvenes y aparcamientos espaciosos, esa que vuelve a poblarse de grúas, esa en la que se construye vivienda nueva con piscina comunitaria, esa que también sientes extraña y que está tan lejos de ser lo que fue y será para ti una ciudad que ya no existe.

C.M.SB.

¿?

martes, 17 de julio de 2018

Fechas

Ayer me di cuenta de que el día 6 fue el sexto cumpleaños de este blog y, antes de que quede más lejos la fecha, quiero detenerme por unos instantes a recordar el momento en que lo inicié. 
Supongo que aquel 6 de julio de 2012 viví lo mismo que uno siente cuando abre por primera vez la puerta de esa casa que va a estrenar. Uno gira la llave, da unos pocos pasos y aspira el olor de ese espacio nuevo y aún virgen. Observa las paredes desnudas e imagina sus cuadros colgados en ellas, recorre las habitaciones y vaticina la ubicación de los muebles, se asoma a la terraza y la imagina repleta de flores, entra en los cuartos de baño y fantasea con cristales empañados por el vaho de una ducha caliente. En ese instante todo está por hacer e, inevitablemente, uno se detiene a pensar cómo será la vida que va a discurrir en el futuro entre esos muros. 
La casa, aún vacía, es una sucesión de páginas en blanco que se irán llenando con los días que están por llegar, con las muchas historias que todavía no han ocurrido, que ni siquiera podemos sospechar y que, sin embargo, se escribirán.

C.M.SB.

¿?


domingo, 15 de julio de 2018

La valentía de los solitarios


Hay quien camina en soledad, quien pasea por parques y alamedas con la única compañía de sus propios pasos. También hay quien saca una sola entrada en la taquilla del cine o pide una única consumición en la barra del bar o desde la mesa del fondo. Hay quien reserva un solo billete de avión y, durante su estancia en esa o en aquella ciudad, guarda para sí sus impresiones o las confía a una hoja de papel, a un diario de viaje que probablemente nadie más leerá. Hay quien se mira en el espejo y se arregla el pelo o los labios sin pensar ni por un momento en la posible conquista o en la mirada del otro. Hay quien vive en un pueblo que todos los demás abandonaron, fiel a la tierra que lo vio nacer, leal a un paisaje que nadie más contempla. Hay quien se adentra con coraje en sí mismo y se pierde, a sabiendas, en su propio laberinto.

C.M.SB.

Fotoensayo: Slava, el meteorólogo perdido en el Ártico
por Evgenia Arbugaeva
(El País Semanal, 21 de enero de 2018)


sábado, 14 de julio de 2018

lunes, 9 de julio de 2018

La firma

Debes firmar un documento y vas al despacho del notario. Te sientas a su lado y compruebas que tiene la cara que corresponde a su oficio. Observas los puños impecables de la camisa, la corbata pulcramente planchada, las gafas de moldura oscura, el pelo a raya. El documento en cuestión consta de varios folios y, como es lógico, se procede a su lectura. 
La  voz  del notario cambia  de  intensidad, sube y baja como la marea. Por un momento, sientes que el despacho entero sufre el vaivén propio del camarote de un barco. Lee muy deprisa la terminología incomprensible de los legajos. Lee tan rápido que se come algunas sílabas. La lengua se le enreda y algunos términos se atropellan.  De vez en cuando, se detiene y busca tu asentimiento. Tú afirmas con la cabeza, aparentas que de verdad comprendes algo. Él te mira con ese gesto repetido a lo largo de los años y finge que no se da cuenta de que tú no entiendes ni una palabra. Mientras avanza en la lectura, tus ojos observan la sala. Tiene ese aire impersonal y neutro de las oficinas. La luz es cálida, eso sí. 
Empiezas a encontrar tan absurda la situación, que tienes que hacer verdaderos esfuerzos por contener una carcajada. El notario te mira con un ligero sobresalto. Sin una palabra, te ofrece un bolígrafo y tú, forzando los músculos, pones la cara adecuada a las circunstancias. Después, con celeridad, firmas. 

C.M.SB.

¿?



sábado, 7 de julio de 2018

Por todos

Es tu compañera y es tu amiga. Y la han despedido. Seguro que ya es una cifra entre otras muchas cifras. Sin embargo, tú conoces su cara, su voz, su sonrisa abierta, su buen hacer.  Sabes que necesita, como todos, unos ingresos al final de mes. Pero la han despedido.
Miras al resto de compañeros, te miras a ti misma en el espejo. Repasas las letras de tu nombre, también las que componen el del resto. Y te preguntas quién será el próximo, qué apellidos figurarán en la siguiente carta. Olisqueas a tu alrededor y percibes el tufillo del miedo. También, en algún lugar, entre el silencio o los cuchicheos, flotan ciertos aires de rebeldía. Y de desánimo.
Es tu compañera y es tu amiga. Por eso te obligas a creer en la esperanza de la justicia. Y te repites que hay que seguir creyendo.  Por ella, por todos.

C.M.SB.

¿?



domingo, 1 de julio de 2018

Palabras para empezar el mes

La tierra estaba en el momento de tomar color; en el incierto y apresurado roce de la madrugada y el amanecer. Se sentía el campo a punto de despertar.

En el kilómetro 400
(Ignacio Aldecoa)


¿?