miércoles, 29 de mayo de 2019

Sin palabras

Intentas imaginar el rostro del ladrón de plantas. Intentas imaginarlo mirando a un lado y a otro, sobre sus hombros. Intentas reproducir su gesto rápido. Intentas averiguar cuánto de pequeño hay en el alma de quien le quita las flores a un muerto. 
Mientras caminas hacia la puerta de salida del cementerio, intentas encontrar la palabra exacta para definir a quien ha robado las flores que tú misma compraste hace tan poco tiempo. Y entonces es cuando empiezas a fantasear con la posibilidad de que un día se levante tu muerto y, con toda la amabilidad de la que era capaz, le pida al ladrón que devuelva la planta a su legítimo dueño. 

C.M.SB.

¿?



domingo, 26 de mayo de 2019

Las lecturas de la infancia

Al cerrar las tapas sobre personajes de cuyos sueños, dolores y peripecias me sentía desbordante, era desolador no poder hablar de ellos, encontrarme entre seres a quienes nada importaba ese tenue paraíso que acababa de apagarse. Pero [...] encontraba felicidad en la certeza de que me esperaban en número infinito.

(Ida Vitale)


domingo, 19 de mayo de 2019

Un ejemplo a seguir

Durante el paseo, en el camino de los árboles, una pareja de mediana edad se detiene de cuando en cuando. Ella lleva una bolsa. Cada pocos pasos se detiene y recolecta algo del suelo. Te preguntas qué será, pero no tardas en averiguarlo. La mujer recoge cada envase de plástico que encuentra en su recorrido. Sonríes a esa pareja y les felicitas a ambos con una efusividad que les sorprende. Ella te devuelve la sonrisa y continúa con su tarea. 
Tú sigues tu camino, el de los árboles, y piensas que aún hay esperanza.

C.M.SB.

¿?

lunes, 13 de mayo de 2019

Palabras para hoy

Es cierto que cada edad acaba resolviendo sus propios enigmas.


(Rosa Sanz Hermida, A propósito de un epistolario inédito de Buero Vallejo)

Ilustración: Diana Sudyka.

domingo, 12 de mayo de 2019

Intercambio

Paseas a media mañana. El sol, más que de primavera, es de puro verano. Sopla un airecillo que te alborota la melena. Atraviesas un parque cuajado de olivos. A la sombra de uno de ellos hay un hombre sentado. Sujeta un libro con ambas manos. Lee y tú le observas con envidia. Por un breve instante, despega la espalda del árbol y te mira. Después, vuelve a apoyarse y retoma las palabras. Su cuerpo parece una prolongación del tronco y el libro, una prolongación de sus brazos. Contemplas la escena y fantaseas imaginando la savia discurriendo por el interior de la madera y colándose gota a gota por las venas del hombre. Imaginas sus extremidades convertidas en ramas; su pelo, en hojas. Y, en un intercambio generoso,  las palabras ascendiendo tronco arriba hasta llegar a la copa, a lo más alto del olivo. Para, una vez allí, unirse a la brisa y bailar sobre el parque, sobre la ciudad entera. Para contar y compartir las historias guardadas entre las páginas del libro.

C.M.SB.

¿?

martes, 7 de mayo de 2019

Un mirlo, el mundo

Es de noche y el polluelo está en medio de la calle. Da saltitos hacia ninguna parte y huye de ti sin sospechar que lo único que quieres es salvarle. 
Cabe dentro de tu mano. Lo sujetas suavemente y sientes la fragilidad de sus huesos. Le das un poco de alimento y, al principio, lo recibe con desconfianza. Después, abre el pico y pide más.
Construyes un nido de tela y, al instante, sientes su alivio. 
Te despides de él hasta la mañana siguiente y ruegas para que el nuevo día te lo devuelva con vida. Y, sí, cuando despiertas, ahí sigue, tan pequeño y tan fuerte a la vez.
Lo dejas en buenas manos, entre expertos que le ayudarán a crecer, a volar.
Salvas a un polluelo y tu alegría es tal que, por un momento, sientes que has salvado al mundo entero.

C.M.SB.


¿?

domingo, 5 de mayo de 2019

Sin título

Es fácil encontrar momentos de felicidad en estos días espléndidos de mayo, cuando la temperatura es suave, el aire se llena con el trino de los pájaros y las golondrinas hacen del cielo su bandera. 

C.M.SB.

¿?