lunes, 27 de junio de 2022

BOSQUE

Me visitaste anoche en sueños, Bosque. Sí, me regalaste una última caricia, un último abrazo. ¿Te volveré a ver? 

Hoy todo me hablaba de ti: el verde de las praderas, el viaje suave de las nubes, las voces de las hojas estremecidas por el viento de la mañana, mis pasos sin tus pasos. 

Quisiera volver a aquellos paseos, cuando descubríamos el mundo juntos, cuando todo estaba a punto de despertar. 

Si te vuelvo a encontrar, será en ese lugar al que van las cosas buenas de la vida. Espérame siempre bajo los árboles, al arrullo de los pájaros tempranos. 

C.M.SB.

Fotografía: C.M.SB.


domingo, 26 de junio de 2022

Palabras para hoy

Tal vez creía que escribir era la mejor forma de huir hacia ninguna parte detrás de un sueño.

Boca abierta

(Manuel Vicent)

¿?


sábado, 25 de junio de 2022

Días atrás

Paseas en la tarde. El calor, sofocante, te aplasta desde el cielo. El asfalto arde bajo tus suelas y es difícil respirar. Comienzan a soplar ráfagas de aire que traen el aliento del fuego. Allá, a lo lejos, un relámpago ilumina brevemente una bóveda de nubes polvorientas. El trueno no tarda en dejarse oír. 
Sigues caminando, con desgana, ansiando que la tormenta fragüe, que de una vez por todas, ese cielo se deshaga en lluvia. Te gustaría sentir el agua en la cabeza, en todo tu cuerpo.
Mientras los árboles son zarandeados por el viento, unas pocas gotas, grandes y aisladas, dejan su huella sobre el suelo. Ahí queda todo.
Los relámpagos siguen lanzando mensajes engañosos, prometiendo una tormenta que no van a cumplir. Tú continúas tu camino, convencida ya de que la lluvia no va a llegar, abandonada por completo al asedio implacable del calor, a la certeza de que las historias no siempre se terminan de contar. 

C.M.SB.

¿?


jueves, 16 de junio de 2022

Abanicos

El niño raro se sentó en el último banco, detrás de un nutrido grupo de mujeres cuyos abanicos se movían rítmicamente al compás de las palabras del orador. El ambiente, sofocante y pesado, invitaba a adormecerse, a permanecer inmóvil en el umbral del sueño. El hombre que hablaba desde el púlpito también parecía más dormido que despierto y sus palabras sonaban a letanía repetida y monótona. El niño, absorto en su propio pensamiento, paseó la mirada por las pinturas del techo y las paredes, por los ojos estáticos de los santos, por los pétalos de las flores sumergidas en los jarrones de los altares. Luego, volvieron a posarse en las alas de aquellos abanicos de colores. Cerró los párpados y se dejó llevar por el leve susurro de las varillas fabricadas con caña o bambú. Imaginó un lago tranquilo, sus aguas transparentes y quietas, el espejo de un cielo surcado por pájaros de plumaje exótico. Oyó su aleteo, el leve y rítmico susurro de su vuelo. El aire, de pronto, era limpio y fresco. Las palabras habían sido silenciadas por el murmullo de las hojas movidas por la brisa. El niño abrió entonces los ojos y, como todos, como las mujeres atónitas, como el orador mudo, los dirigió hacia el techo de la capilla. Los abanicos, liberados de la sujeción de las manos, volaban muy alto, hacia las ventanas abiertas, hacia un cielo claro,  con el único anhelo de unirse al viaje de los pájaros.

C.M.SB.

¿?


miércoles, 15 de junio de 2022

SIN NORTE

Busqué tu risa,

las huellas de tus pasos,

el rastro de tu nombre.

Busqué tus palabras,

los sueños de tantas noches,

tu mirada en alguna parte.

Busqué lo que fuiste,

o lo que yo inventé

en esos otros instantes.

Busqué sin tener un norte,

revolviéndolo todo,

para no encontrarte.                                                                                                                                                

C.M.SB.

¿?


domingo, 12 de junio de 2022

Huellas blancas

Hay polvo en las suelas de tus zapatos y huellas blancas en tu casa. Las huellas dibujan caminos y los caminos señalan tus pasos, el trajín de tus pensamientos, la ruta de las palabras. Hay polvo en tu ropa, restos de tres días de calor y de noches largas. Hay huellas de cuentos en tu memoria, de historias e ideas repartidas por toda la casa.

C.M.SB.

¿?



sábado, 11 de junio de 2022

EL GATO GARABATO

En Guadalajara hay un palacio que se llama del Infantado. Es un palacio mágico porque en él reinan los cuentos. Su puerta la custodian dos gigantes y en su patio viven leones de piedra.
En el palacio de los cuentos también vive un gato. Es negro y se llama Garabato. Garabato es un poco tímido, por eso nadie lo conoce ni lo ha visto.
Ahora mismo está escondido en algún rincón del palacio. Y desde ahí, desde su escondite, escucha con atención los cuentos que aquí se cuentan.
Garabato, como todos los gatos, tiene alma de poeta y es muy aventurero. Cada noche, ronronea y se camela a los guardianes de la puerta para que le dejen salir. Después, recorre con sigilo las calles de la ciudad. Trepa a los tejados y se pasea sobre las tejas con su porte majestuoso. Desde las alturas, cuenta a la luna y a las estrellas los cuentos que ha aprendido en cada Maratón. También se inventa historias que susurra a través de las ventanas abiertas en la oscuridad. Por eso, algunos de vuestros sueños tienen el sabor de los cuentos. Y es que al gato Garabato, que tiene alma de poeta y trovador, le gustan las historias más que una lata de sardinas.
C.M.SB.
Autor del cartel: Juan Carlos Fuentes.