miércoles, 25 de septiembre de 2019

domingo, 22 de septiembre de 2019

Maraña

Construyes una maraña en la que sentimientos, emociones e ideas se mezclan y entrelazan. El quiero, puedo y debo se enredan sobre tu cabeza en un nido de contradicciones. Intentas mover los hilos, cambiarlos de lugar, deshacer los nudos.  La maraña tira de ti y consigue despegar tus pies del suelo. Ya sólo apoyas las puntillas. Miras hacia arriba y tus ojos juegan a encontrar la salida de ese laberinto. Tal vez acertarías soltando todos los cabos. Para sentirte libre y volar.

C.M.SB.



Ilustración: Sveta Dorosheva

lunes, 16 de septiembre de 2019

¿Por qué no un lunes?


Dicen que fue un lunes cuando Rosa y Héctor eligieron el mismo banco para sentarse. Y que, en el transcurso de un silencio sereno y compartido, acordaron encontrarse una semana después. Cuentan que, al lunes siguiente, tras intercambiar unas pocas palabras, ella decidió plantar un puñado de semillas en el jardín y que, al parecer, él escribió el primer verso de un larguísimo poema. Se rumorea también que, a partir de entonces, lunes tras lunes, siguieron reuniéndose  en el mismo banco y a diferentes horas, para buscar juntos nuevas formas entre las nubes y para inventarles nombres a las estrellas.


C.M.SB.

Blanca Gómez

sábado, 14 de septiembre de 2019

Con toda naturalidad

Dos desconocidos se cruzan en el camino de los árboles. El saludo no tendría cabida si el encuentro se produjera en las calles de la ciudad. Pero, bajo la sombra de las ramas, en el sosiego de la mañana, en el andar tranquilo, los ojos se buscan y los buenos días surgen sin pensar. Es curioso.

C.M.SB.

¿?

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Palabras para hoy


No tiene prisa, el perezoso, por recorrer con sus largas garras la hojarasca. Tal vez piense que vive más quien menos se agita.

El alfabeto alado
(Mario Satz)

¿?



martes, 10 de septiembre de 2019

Pequeños milagros

La luz de un farolillo cae sobre un macizo de flores abiertas a la noche. Adviertes una presencia, delicada, casi diminuta. Su aleteo es tan rápido que apenas logras captar su forma, sus colores. Te acercas despacio e intentas vislumbrar su naturaleza. En unos cuantos destellos, adivinas el pico largo y las rayas que adornan su cuerpo. Una voz te susurra al oído que eres afortunada pues un colibrí ha elegido tu jardín. Salvo en fotografía,  jamás habías visto uno de estos pajarillos. Su visita, al comienzo de la noche, te invita a soñar con pequeños milagros. 

C.M.SB.

¿?

domingo, 1 de septiembre de 2019