Sus palabras, al ser escritas, cobraban color, sabor y forma. Un día, se atrevió a escribir una con la yema del dedo, muy tímidamente y siguiendo el trazado de los labios de Adelina. Cada una de las cuatro letras se convirtió en un beso.
C.M.SB.
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Teresa Herrero |
¡Muaa!.
ResponderEliminarCuatro letras;
nada más;
apenas nada más.
Un beso y gracias.
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