sábado, 15 de septiembre de 2012

EL REGALO PERFECTO

Sabía que en la cumbre ondeaba la flor de edelweiss. También sabía que aquella flor sería el regalo perfecto para Alma. De modo que subió hasta la cima y, como no había prisa ninguna, encendió su pipa y se dispuso a disfrutar del paisaje. El humo de su tabaco huía cielo arriba tan veloz como su pensamiento. El mundo entero parecía haber desaparecido bajo el inmenso mar de nubes. Sería hermoso convertirse en barco y navegar sobre aquellas olas de algodón.
El viento agitó su bufanda y le recordó que era hora de regresar. Sí, era cierto. Alma le esperaba. El viajero contempló la flor con ojos nuevos, se sentó muy cerca de ella y garabateó unas palabras en una etiqueta. Después, la ató alrededor del tallo y prometió volver. Muy pronto. Con Alma.
(C.M.SB) 

Ilustración: Iban Barrenetxea


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