viernes, 21 de septiembre de 2012

EL CUARTO DE HUÉSPEDES

En casa había un cuarto de huéspedes que siempre estaba cerrado porque era de los huéspedes. Las camas estaban hechas, los cajones perfumados, la alfombra sacudida y las toallas preparadas. Mamá entraba todas las mañanas para que siempre estuviera en orden, porque los huéspedes son imprevisibles y nadie sabe cuándo pueden llegar de nuevo.
Durante las noches oíamos ruidos y bajábamos corriendo deseando ver a los huéspedes, pero el cuarto seguía cerrado y mamá nos mandaba de nuevo a la cama. ¡Pobre mamá! No le gustaba nada hacer las camas, perfumar los cajones, sacudir la alfombra y preparar las toallas por culpa de los huéspedes.
Qué nervios los huéspedes. Nadie sabe cuándo llegaron. Nadie sabe cuándo se van a ir.
Fernando Iwasaki 
(Ajuar funerario)

                                                            

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