Paseo y me dejo atrapar por los cielos inmensos, por las nubes que inventan colores y formas, por esas espigas doradas entre las que asoma una flor silvestre. Paseo y me dejo llevar por el viento y por el capricho de Tito que investiga la tierra en busca de olores nuevos. Camino y el tiempo pasa sin que a mí me importe. A fin de cuentas, la mañana es mía y la calle, amplia.
C.M.SB.
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