Ahora mismo no sé si voy o vengo, si entro o salgo, si me pongo a hacer o no hago nada. Desde las dos estoy de vacaciones. Han pasado poco más de cinco horas y aún sigo en ese estado de desconcierto que genera, en un principio, la completa libertad.
C.M.SB.
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Efectivamente hay que vivirlo, asimilarlo y en vacaciones prolongadas -como las mías- se necesita recapacitar, aunque las primeras horas, los primeros días y quizá los primeros meses son de libre albedrío ... ¡que coño!.
ResponderEliminarSí, cuesta un pelín acostumbrarse. Luego le coges el gustillo y ...
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