viernes, 10 de enero de 2014

Sol de invierno

Esta mañana me he sentado para disfrutar del sol más preciado: el del invierno. Mientras mi mente viajaba de un pensamiento a otro, una bandada de cigüeñas ha cruzado el cielo en dirección al río. A mi alrededor, había un verdadero alboroto de palomas. He contemplado las ramas peladas de algunos árboles y el verdor eterno de los cipreses. Me estorbaba la chaqueta, pero no me la he quitado. También el calor me ha hecho sentirme a gusto en ese momento. Un instante pequeño. Un instante feliz.
C.M.SB.





4 comentarios:

  1. Debo viajar al sol de invierno, al sur del invierno, donde la luz permita adivinar como publicar un comentario. Todos ascienden al espacio infinito.

    ResponderEliminar
  2. Como puedes ver, he rescatado tu comentario de ese espacio llamado Spam. Gracias por estar ahí, por seguir intentándolo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. La luz del invierno es gris, te envuelve pero es cierto que cuando el sol asoma y te ilumina casi hay que darle las gracias.

    ResponderEliminar
  4. Sí, es una sensación muy agradable. A ti sí que te doy las gracias: por estar ahí, al otro lado del hilo.

    ResponderEliminar