sábado, 4 de enero de 2014

Los ojos del farero

En un principio sus ojos eran negros, pero, tras años de vivir junto al mar, adquirieron un color azul verdoso que se tornaba en gris los días en que el cielo amenazaba con desplomarse en una tormenta. Si te fijabas bien, en el fondo de cada una de sus pupilas, navegaba una sombra diminuta y naranja, como dos pececillos que nadaban, uno en dirección al otro, sin perder jamás la esperanza de encontrarse en una única mirada.
C.M.SB.

Ilustración: Sonja Wimmer

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