El caracol inventa historias para sí. Con la práctica, adquiere ingenio y cada vez son más chistosas. A cada ocurrencia nueva, suelta una risa que hace que su cuerpo se agite dentro de la caracola. A veces, es tal su carcajada, que debe salir al exterior a recuperar el aire perdido. Hasta que un día, encuentra sobre la hierba a otros muchos caracoles que le miran con expectación. Decide entonces compartir sus risas y sus historias.
C.M.SB.
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