jueves, 1 de mayo de 2014

Desconfianza

Llaman a la puerta y un empleado de la compañía de la luz nos pregunta si pagamos un recibo mensual o bimensual. Debemos firmar un contrato para tomar postura: ¿queremos pagar cada mes o cada dos? El documento consta de varios folios. La letra es microscópica y la tinta, verde. Sin descabezarse demasiado, uno llega a la conclusión de que los contratos están pensados para que nadie los lea. Más que nada por pereza, por aburrimiento, por pensar que hagas lo que hagas, el engaño está asegurado. Y la desconfianza, servida.

C.M.SB.



2 comentarios:

  1. Efectivamente.
    En la facultad, en segundo de matemáticas, había una demostración de esas de fórmulas indescriptibles que, como era muy dificil, se demostraba que lo que decía el teorema era incomprensible, ¡que ya tiene su miga matemática!, pero es que además se denominaba con un nombre kafkiano: Demostración por reducción al absurdo, más kafkiano todavía, pero por su singularidad, siempre me acuerdo de esta situación ... que es como lo de los Hermanos Marx " de la parte contratante de la primera parte" ... C'ést-à- dire, en los contratos hacen lo que quieren con nosotros, sin más ... como queríamos demostrar.

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