miércoles, 20 de octubre de 2021

El sueño de los pájaros

En la tarde, callada y quieta, el niño raro abrió la puerta y salió al jardín. Tan solo el rosal se balanceaba al son de una brisa inexistente. Atraído por ese único movimiento, el niño se acercó con sigilo para observar. Entre las ramas descubrió un nido cuajado de polluelos. Todos dormían acunados por el vaivén de ese tronco esbelto y cubierto de espinas. El niño contempló durante largo rato el sueño de los pájaros. Y, poco a poco, sintió que sus párpados se hacían pesados. Su cuerpo, blando, sin prestar resistencia alguna, se fue deslizando con suavidad hacia el suelo. Y mientras avanzaba la tarde, callada y quieta, fue cubriéndose el cielo de aves llegadas de todas partes. En sus picos traían pequeñas ramas que depositaban con delicadeza alrededor del niño dormido. También para él construyeron un nido, también para él siguió cantando su silenciosa nana el rosal.

C.M.SB.

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