jueves, 23 de septiembre de 2021

Por fin en casa

Vuelves a casa y te despojas de los zapatos y, junto con ellos, dejas atrás los pasos que has dado a lo largo de la jornada. Te quitas los pendientes, los anillos, el cinturón, todo lo que aprieta, todo aquello que te mantiene sujeta al aspecto que te ha acompañado durante horas. El agua te refresca y tienes la sensación de que tu cuerpo pesa menos que hace unos momentos. La ropa, renovada,  casera y limpia, es además ancha y liviana, no hay nada en ella que entorpezca tus movimientos. Unos pocos minutos, unas cuantas acciones pequeñas, y vuelves a ser tú, la misma que eras al comienzo del día, la misma que tomaba café en la cocina mientras observaba la calle, mientras jugaba a adivinar el futuro más inmediato. Vuelves a casa y, al caer el disfraz, te estiras y desentumeces cada uno de tus músculos. Y así, como quien no quiere la cosa, se despliegan de golpe tus alas, esas que han estado ocultas y atrofiadas y que ahora se agitan con más libertad. 

C.M.SB.

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