martes, 28 de septiembre de 2021

Palabras desnortadas

Abres esta ventana y te pones a escribir sin mucha esperanza. Hoy no tienes ni la menor idea de lo que quedará en este espacio una vez que lo hayas cerrado. No has decidido ningún tema concreto y, desgraciadamente, en tu cabeza no hay una historia que contar. Sin embargo, obedeces a la necesidad de sentarte frente a la pantalla para ver cómo las palabras van ocupando un lugar en el texto, una detrás de otra, avanzando como fieles soldados prestos a cumplir una misión que no terminan de entender. Las líneas avanzan con una lentitud un poco desesperante. Y no es extraño.  El camino nunca es fácil cuando no sabes a dónde quieres llegar. Te paras, dudas, andas un trecho y luego retrocedes. Relees, corriges, borras y vuelves a escribir. Así, sin norte, sin haber hallado el rumbo, tan perdida como estabas al principio, descubres con asombro que, entre las líneas que has escrito, hay un hilo de oxígeno, una ranura por la que se filtra el aire, un refugio que te cobijará hasta que amanezca de nuevo.

C.M.SB.

¿?


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