viernes, 31 de julio de 2020

El amor de Valentín

Valentín nació con vocación de traer y llevar historias. Su talante inquieto y su amor por las palabras le convirtieron en el candidato ideal para ser el pregonero de aquel pueblito en el que discurrió su vida. Aun hoy se le recuerda apostado en la plaza, erguido y alegre, haciendo sonar la corneta con toda la fuerza de unos pulmones siempre jóvenes. Aquel toque era el preludio de un aviso, del advenimiento de los pequeños sucesos que alterarían en breve la rutina del pueblo. Valentín contaba con espíritu literario ya que jamás supo prescindir de la comparación o la metáfora. Pasados los años, aceptó también el cargo de cartero pues no podía imaginar mejor ocupación. Los mensajes cruzados alimentaban su incurable romanticismo y su tendencia a inventar un sinfín de avatares, traiciones y amores imposibles entregados al papel y destinados a perdurar en el tiempo, incluso más allá de lo que duraría la existencia de quien los había escrito. La verdad es que nadie supo cómo aprendió a tocar el armonio en sus ratos libres, pero lo cierto es que sus acordes y su voz entrenada en los pregones se hicieron imprescindibles en las misas de funeral. Nada le hacía más feliz que abrir al difunto las puertas del cielo a golpe de aquellas palabras en latín, que jamás entendió, pero que sin duda escondían todas las llaves del más allá. Cuentan que, en sus últimos días, fue el mejor parroquiano de la única taberna del lugar. Y que, sosteniendo el chato de vino con la misma gracia con la que sujetó la corneta en su juventud, entretenía a la clientela con su charlatanería inacabable, fiel a las historias, a su vocación de traerlas y llevarlas, a su amor incondicional por las palabras.

(Dedicado a J.P.)

C.M.SB.

¿?




2 comentarios:

  1. Me ha dicho JP que te comentó lo de Valentin Pacheco, cartero, parroquiano de las tabernas, la De Molina, Gerardo, el Chiqui y la plaza, sacristán con órgano en propiedad, alguacil con corneta y voz grave y algo tenebrosa, acostumbrada a misas y entierros cañará de “la Marabalda” ... un personaje sin duda ... y con anécdotas, por que cuando él fue sacristán,!yo era monaguillo ...

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  2. Sí, él me inspiró este relatillo. Espero que algún día me cuentes alguna de esas anécdotas. Como siempre, gracias por seguir ahí.

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