Hoy, después de siete años, el caracol sigue buscando historias. Para contar, para vivir, para disfrutar. Y trata de hallar las palabras precisas, la fórmula perfecta y siempre huidiza.
El caracol sale de sí mismo o se adentra en lo más profundo de su tinta. Observa o inventa. Lo mismo da. Las sílabas le dan aliento y ponen voz a sus sueños. Cada una de ellas abre un camino hacia el único mundo que anhela, secreto y siempre esquivo.
C.M.SB.
Vladimir Gvozdariki |
Felicidades Caracol������
ResponderEliminarUn poco triste te leo... es porque tienes siete años o es porque has llegado ya a la madurez de los siete años .
¿Triste? No, quizás es que tenía mucho sueño cuando lo escribí. Gracias por tu felicitación y un abrazo.
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