lunes, 8 de mayo de 2017

Plenitud

Un día descubrió su capacidad para desdoblarse. Mientras una de sus mitades intervenía en la conversación, sonreía o cumplía una serie de obligaciones y rutinas, la otra, suspendida a varios metros de la realidad, soñaba, dormitaba o pensaba en todo aquello que no era ni práctico ni urgente ni de interés general. Aquel desdoblamiento se convirtió en una forma cómoda de atender sus necesidades. Por un lado cumplía con lo que se esperaba de ella. Por otro, no desatendía lo esencial: ser ella misma.
La verdad es que rara vez se reunían las dos mitades. Pero, cuando sucedía, se encontraba con la extraña sensación de la plenitud.

C.M.SB.


¿?

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