jueves, 18 de mayo de 2017

Horas nuevas

Me levanto temprano. La luz que entra por la ventana tiene ese tono extraño que acompaña a la tormenta. Veo la lluvia que cae sobre el jardín.  La hierba parece más verde;  las plantas, más vivas. Abro y dejo que me llegue el aire fresco, casi frío. Le dejo que me dé en plena cara, que me borre el sueño de los ojos. El olor de la tierra mojada se une al del primer café del día. Me gustaría no tener prisa, quedarme ahí parada, ver cómo caen las gotas sobre los pétalos blancos, observar el temblor de las hojas, las leves sacudidas de las ramas, sólo mirar. 
A mi espalda, la casa aún guarda el calor y el sosiego de la noche. Sin embargo, por la ventana abierta, entran el aire limpio y los primeros rumores de la mañana. Qué agradable es oír el trueno desde este refugio.  
La luz de la tormenta es un anticipo de las horas que vendrán después. Tan inciertas, siempre nuevas.

C.M.SB.


¿?

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