miércoles, 8 de abril de 2020

Pequeñas rebeldías

Viajas al mundo de tu infancia, a aquellos años de posguerra y de internado y, de entre todos tus recuerdos, a veces, rescatas los momentos en que ejercías las pequeñas rebeldías de tu corta edad, el placer de la desobediencia, aquellos instantes en los que,tú y tus amigas de entonces, rompíais la quietud, la inmovilidad, los silencios impuestos. Entre risas, con los ojos brillantes, recuerdas cuando hacíais un corro en el patio y cantabais con todas vuestras fuerzas aquella canción que hacía añicos la rigidez de las reglas, la disciplina asfixiante:
El pedo se divide en seis partes: infla, desinfla, música y olor. Se abre, se cierra, se marcha a su tierra y aquí deja el olor.
Vuestras voces, cada vez más altas, más envalentonadas, subían y trepaban por los muros del colegio. Aquella letra, repetida una y cien veces, llegaba inevitablemente hasta el despacho de la superiora. Sabíais que, tarde o temprano, ella asomaría la cabeza por la ventana y que su voz enfurecida trataría de acallar vuestras voces. 
Cuando, al fin, oíais abrirse los postigos, corríais a esconderos. Desde vuestro refugio, con las cabezas muy juntas, haciendo esfuerzos por sujetar la carcajada, seguíais cantando con voz queda, clandestina.
Aun hoy, después de tanto tiempo, saboreas con verdadero deleite aquellos instantes. Cuentas y vuelves a cantar para mí aquella canción. Y, a través de tu rostro, de tu risa apenas contenida, me encuentro con la mirada traviesa y libre de aquella niña que fuiste.

C.M.SB.

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