Enciendo la televisión y aparece un documental de la 2. Una procesión de cangrejos rojos desfila ante la cámara. Son tantos y mueven tan deprisa sus patas, que me hacen pensar en un ejército bien organizado y dispuesto a atacar. Creo que si los viera avanzar hacia mí me sentiría realmente en peligro. Mi visión, sin embargo, cambia de súbito. Y es que aparece en escena una hormiga diminuta, la hormiga loca. Este ser minúsculo es un terrible adversario ya que es capaz de lanzar un chorrito de ácido a los ojos de su enemigo. Así lo paraliza y el pobre ya no tiene escapatoria. Eso es justamente lo que le ocurre a uno de esos poderosos cangrejos. Y mientras la cámara lo enfoca desde muy cerca, mi simpatía vuela hacia él, hacia ese soldado vencido en el que creo leer un gesto de absoluta derrota.
C.M.SB.
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