Hay rostros que prometen una buena historia. Los distingues enseguida. Basta con observar la expresión, la boca y, sobre todo, los ojos. Sí, algunas miradas te invitan a decir: Por favor, ¿sería tan amable de contarme su vida? Porque sabes, con absoluta certeza, que en esa persona se encierra una novela apasionante, un relato que leerías de la primera a la última palabra. Sin tomar aliento.
C.M.SB.
Yolanda Andrés: bordadora. |
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