domingo, 17 de mayo de 2015

Sentidos 2

Me urge hablar de un gesto mínimo que, sin embargo, en días como hoy, de tanto calor, se convierte en una verdadera delicia. En el mismo instante en que giras el grifo y el agua empieza a caer, el cansancio se hace más pequeño, las piernas vuelven a ser ligeras y uno se siente renacer. El agua, fresca y abundante, recorre nuestro cuerpo y nuestra garganta, deshaciendo a su paso las huellas de todo lo hecho, de todo lo dicho. De pronto, volvemos a ser los que fuimos al comenzar la mañana, cuando la jornada aún era una incógnita, cuando el sueño todavía asomaba en lo más profundo de nuestros ojos.

C.M.SB.

El Retiro (Madrid), mayo de 2013

2 comentarios:

  1. Aquello de "somos polvo y en ...", creo que debería cambiarse y acertadamente por "somos agua y en agua nos convertiremos"... el 70% lo atestigua ... Agua fresca ...

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  2. Pues sí, suena casi más apetecible lo del agua que lo del polvo. Buena propuesta.

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