Frente a mí, colgada de la pared, se encuentra la famosa fotografía Lunchtime atop a skyscraper. La he visto miles de veces, basta con que aparte la mirada de esta pantalla para que me encuentre con esta célebre imagen. Sin embargo, hasta hoy, no había reparado en los detalles, concretamente en uno: se trata del trabajador situado en el extremo de la derecha (mi derecha). Es el número once, el único que mira a la cámara, el único que sostiene una botella en la mano, el único que está desconectado del resto. Todos los demás comparten algo: fuego para el cigarrillo, conversación, una postura corporal... Pero el número once, no. Está dentro y fuera del grupo. Incluso el cable que corta la escena parece separarle de los otros.
Según lo que he podido averiguar, la fotografía tiene poco de espontánea. Muy al contrario: fue preparada a conciencia. Así que fue el autor (cuyo nombre no se conoce con certeza) quien decidió que la composición fuera la que vemos a día de hoy. Sólo él podría despejar mi duda. Sólo él podría decirme por qué dejó al número once tan solo ahí arriba, tan cerca del cielo, tan lejos de sus compañeros.
C.M.SB.
Lunchtime atop a skyscraper (1932) |
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