jueves, 1 de noviembre de 2012

Ingeniero Mariño, 13

Con un levísimo esfuerzo de la imaginación, cruzo esa puerta abierta. Subo unos cuantos escalones y tiro suavemente del cordón. Ya está. He entrado en un mundo de recuerdos, de rostros queridos y añorados. Recorro el pasillo y mis pies notan bajo sus plantas las irregularidades del suelo, ondas que suben y bajan. Abro la puerta, alta y privada de cristales a base de juegos de niños, cuyos gritos y risas han impregnado, tiempo atrás, las paredes húmedas. La luz cuelga del techo, baja y cálida, y el aire huele a ropa secada al calor del brasero. La mesa, redonda y acogedora, preside el comedor. Esa mesa que, sin ser grande, de niña me pareció enorme, quizá porque -como si hubiera en ello algo de magia o de duendes- se agrandaba conforme íbamos sentándonos a su alrededor.
El balcón está cerrado y tras los cristales veo a gente que camina; llegan hasta mis oídos voces, el rodar de los coches, tal vez unas campanadas a lo lejos. Pero apenas presto atención a lo de afuera. Mis sentidos están atrapados. Hay demasiada vida dentro de esos muros y nada puede distraerme. He traspasado esa puerta que permanece siempre abierta. La puerta de la memoria.
(C.M.SB)


4 comentarios:

  1. Es una puerta muy bonita, llena de recuerdos para nosotros. Lo que has escrito emociona mucho, especialmente para los que han pasado mucho tiempo en esta casa. Uno de mis recuerdos es cuando la tia Paula estaba haciéndose un moño en el mini cuarto de baño, al lado de la cocina.

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  2. Así, de repente, Ingeniero Mariño, 13, suena a una dirección para llevar una carta, una misiva, o para ir a visitar a un conocido. Ingeniero Mariño es una calle muy conocida en Guadalajara, yo viví al lado, en la plaza de Santa María, pero según lo que escribes Ingeniero Mariño 13, es mucho más que Ingeniero Mariño, 13 ... y lo corrobora Kardemumma con vuestros recuerdos. Me agrada que recordeis vuestros recuerdos de infancia ... a todos, creo, nos gustan los recuerdos de la infancia ... son ... casi siempre agradables, sencillos, naturales, con risas o lloros pero nuestros ... ¡Que tiempos!¡Qué evolución! hemos pasado del "pan con vino y azucar" al Mcauto ... Me gusta lo que has escrito de Ingeniero Mariño, 13, quizá será por la luz, por los duendes, por las ondas, por el cordón, por tus sentidos, por tu memoria, quizá, por ...

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  3. A mi me impresionaba todo de aquella casa y conforme pasa el tiempo más esfuerzo hago en encontrar recuerdos de allí, porque algunos lo que hubieramos querido es poder haber tenido más años para disfrutarla en familia. La conocimos tarde, cuando los demás eran muy mayores y nosotros eramos pequeños porque acabábamos de aparecer. Recuerdo las ondas del suelo, el patio "oscuro y tenebroso" (para un niño de 6 o 7 años). No entendía por qué había un cuarto sin ventana y me quedaba extasiado viendo las decenas de arañas del cuartito-camarilla del pasillito que subía "en cuesta" hacia la cocina. Me gustaba jugar con los "agujeros" del suelo del salón y tocar la pared empapelada. Lo mejor era entrar en la casa y que lo primero que te dieran fuera un quesito de "el caserio"...Tengo recuerdos, pero hubiera querido tener más.
    Gracias por lo que has escrito.

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  4. Gracias por vuestros comentarios. Veo que para vosotros también sigue abierta la puerta de la memoria. En realidad, para nadie se cierra. Nunca. Un beso a los tres.

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