Vas a hacer una tarea y ahí está. Te mira con sonrisa pícara, encoge y estira el dedo como diciendo "Ven, ven" y tú cierras los ojos, olvidas lo que ibas a hacer y la sigues para ir con ella adonde te quiera llevar. Y el camino siempre te sorprende y te gusta. Y para qué negarlo. No lo quieres evitar. Sí, desde hace un tiempo, a cada paso, te tropiezas con la felicidad.
C.M.SB.
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