viernes, 4 de junio de 2021

Platos vacíos

Comes sola y tu mayor entretenimiento es observar a los otros clientes. Contemplas a la pareja que hay justo frente a ti. Ambos mastican en absoluto silencio, con la mirada clavada en lo que atrapan sus tenedores. No atienden a nadie, tampoco sienten la curiosidad de echar un vistazo a las pantallas de televisión, todas mudas, cada una emitiendo una cadena diferente. Nada parece importarles más que los bocados de comida. Y, tú, fascinada, les vigilas con la esperanza de que, en algún momento, intercambien alguna palabra, un comentario sobre la ensalada o el filete, sobre el sol que entra por la ventana, sobre algo que les haya ocurrido durante el día. Pero no. El silencio, aparentemente cómodo,  persiste hasta los postres y más allá. Y, cuando sus platos ya están vacíos y rebañados, él cruza los dedos y comienza a cabecear. Se duerme sin que ella se entere pues su mirada sigue atrapada por los trazos que ha dejado el chocolate de la tarta. 

Antes de salir del comedor, les deseas a los dos buenas tardes. Él se despierta sobresaltado y ambos te responden. Una vez en la calle, fantaseas con la posibilidad de que él le cuente a ella algún sueño que haya podido tener durante su cabezada. 

C.M.SB.

¿?



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