Lees una noticia publicada hace pocos días. Casi doscientas cartas de amor, escritas durante la Segunda Guerra Mundial, aparecieron recientemente en un vertedero. Por una serie de casualidades, fueron encontradas por Cécile Filippi, trabajadora en una oficina de estudios medioambientales. Las misivas fueron escritas por Pierre y la destinataria era Aimée, su prometida. Ahora, gracias al poder de las redes sociales, esas cartas han sido recuperadas por la hija de ambos. Claudine, que así se llama, las está leyendo con sus hijos y nietos. Esta historia, que bien podría ser el argumento de una novela o de una película, te anima a reivindicar nuevamente el valor de los sentimientos escritos sobre el papel. También te invita a pedir a los que te quieren que te manden una carta de vez en cuando. Pocas cosas te resultan tan placenteras como abrir el buzón y hallar en su interior un mensaje escrito solo para ti. Qué agradable resulta el pensamiento de que esos papeles puedan caer algún día, cuando tú ya no estés, en las manos de un desconocido que quizás los leerá con la misma emoción con la que Filippi ha revivido el amor que Pierre sintió por su pequeña Aimée.
C.M.SB.
¿?
merveilleuse...
ResponderEliminarMe encantó esta historia. Gracias por tu comentario.
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