El caracol intuyó que, en algún lugar de su interior, se escondía un tesoro. Así que, armado de toda su paciencia y lentitud, trazó espirales con su cuerpo hasta adentrarse en lo más profundo de sí mismo. Nunca se supo si llegó a encontrarlo, pero lo cierto es que sus cuernos jamás volvieron a buscar el sol. Cuentan que, durante largo tiempo, su caracola quedó oculta bajo una hierba alta y siempre fresca. Cuentan que quien se topaba con ella y la acercaba a su oído, escuchaba una vocecita lejana que, con la mayor calma, narraba las más bellas historias.
C.M.SB.
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Quizá un desengaño le introdujo en sí mismo, quizá
ResponderEliminar¿Quién puede conocer los verdaderos motivos de un caracol?
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