sábado, 9 de noviembre de 2019

Sensaciones

Sales de la oscuridad, del recogimiento de una sala de cine. Todavía guarda tu cuerpo el reposo de la butaca mullida, aún resuenan en tus oídos las últimas notas de la banda sonora. Todavía conserva tu mirada el poso de un tiempo remoto, ese tiempo recreado con minuciosidad en decorados, rostros, vestuario, palabras y calles. Sales de la penumbra de una sala ya vacía y, al empujar la puerta, atraviesas un largo pasillo iluminado por focos demasiado potentes, demasiado blancos. Al fondo se abre la inmensidad de un centro comercial. Traspasas otro portón y te recibe el relincho artificial de un caballito. También la voz de un coche que reclama un conductor, una moneda más para ponerse nuevamente en marcha. Observas los techos inalcanzables, las vigas que cruzan el espacio, las luces fijas, el cielo nocturno que se cuela tras los cristales. Pasas por delante de sillas y mesas vacías, del camarero que barre el suelo con gesto cansado. Te dejas llevar por unas escaleras mecánicas y desembocas en otro pasillo vigilado por la mirada perdida de los maniquíes. Y mientras caminas, te invade la extraña sensación de que la realidad ha quedado muy atrás: en la oscuridad de la sala. 

C.M.SB.


¿?



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