Pasan las horas y el día se convierte en un crisol en el que se van fundiendo las pisadas y los caminos, las palabras de otros y tu propia voz, el sonido de la lluvia y el humo del café, los rostros y las miradas, la prisa y la calma, los sabores y las tonalidades de las hojas. Pasan las horas y cada una de ellas te va acercando a este instante feliz.
C.M.SB.
Fotografía: C.M.SB. |
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