domingo, 13 de octubre de 2019

Duplicados

Cada mañana, el niño raro pasaba delante del muro. La pared se levantaba muy por encima de su cabeza. Imposible saber qué se escondía al otro lado. Al niño le gustaba pensar que, oculta tras la tapia, existía otra ciudad, un duplicado perfecto de la que él tan bien conocía. De la misma manera, imaginaba que otro niño, exactamente igual a él, caminaba en paralelo por la otra calle. Con idénticos zapatos e idéntico rostro. 
Una de aquellas mañanas, encontró una escalera apoyada contra la pared. Se detuvo y pensó que sería fácil trepar por ella y comprobar si sus fantasías eran ciertas o no. Sin embargo, tras unos instantes de vacilación, prefirió seguir caminando. Aceleró el paso y fingió no oír la voz gemela que le llamaba desde lo alto de una escalera, al otro lado del muro. 

C.M.SB.

¿?

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