domingo, 3 de julio de 2016

El cursor

El cursor parpadea insistentemente en una ventana blanca, indicando el punto de partida, el lugar exacto donde clavar la primera letra de la primera palabra de la primera frase. Aparece y desaparece a minúsculos intervalos, esperando con infinita paciencia a que nuestros dedos se decidan a pasear por el teclado. Esa raya vertical se convierte en el único objetivo de nuestros ojos, en una vocecilla que nos llama desde algún lugar lejano y que de pronto nos recuerda esa cuenta atrás que se inicia cuando el semáforo está a punto de ponerse en verde: 5, 4, 3, 2, 1... ¡Adelante! Las yemas presionan las teclas negras y el texto comienza a construirse. 
Escribes siete líneas casi sin detenerte y, de repente, te paras y ahí está otra vez esa llamada que te invita a continuar o a poner fin de una vez, a escribir la primera letra de la última palabra de la última frase del día.

C.M.SB.




No hay comentarios:

Publicar un comentario