Hoy dedico este espacio a Bruselas, ciudad mágica que he tenido la suerte de conocer y a la que espero regresar algún día. De todo lo que viví allí la última vez, me quedo con un instante que siempre conservaré en la memoria. Fue justo cuando pasábamos delante de una pequeña fuente compuesta por tres figuras. Una de ellas, con la mano extendida, esperaba la lluvia. La verdad es que el cielo, muy gris, parecía prometerla. La plaza rebosaba de gente y distintos idiomas flotaban en el aire. En una esquina, una chica de gesto aplicado interpretaba maravillosamente la banda sonora de La Misión. Vi muchas cosas hermosas en esa mágica ciudad. Sin embargo, me quedo con ese instante lleno de paz y de belleza.
C.M.SB.
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