sábado, 15 de febrero de 2014

Ligero

El niño apenas pesa sobre el lomo del borriquillo. Es ligero como la brisa que se cuela entre las ramas de los cerezos. Ligero como los sueños que anidan en su cabeza coronada por una mata de rizos oscuros. Ligero como las nubes que pasean cielo arriba y abajo, sin decidirse a dejar caer la lluvia. Ligero como los párpados que se cierran cada noche con un suave suspiro. Ligero como la pluma de gorrión que planea con el viento. 
El niño no desea otra cosa que seguir cabalgando a lomos del borriquillo, dejarse mecer por el trote alegre de ese animal de ojos inmensos, seguir el camino de las huertas y sentir muy adentro que es el rey de esa tarde de febrero.
El niño sonríe mientras la última calle del pueblo va quedando atrás. No tiene miedo. Conoce el camino de vuelta a casa. Las luces ya estarán encendidas, esperándole.
C.M.SB.

Fritz Overberk


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